EL PACTO PEÑA-AMLO
EL PACTO PEÑA-AMLO
Pedro Peñaloza
“La verdad
bien puede enfermar, pero no morir del todo”.
Miguel de
Cervantes
El ciudadano presidente López Obrador es
especialista en contradecirse. Es una técnica que usa para confundir a los
incautos y alimentar a su feligresía. Recientemente ha puesto a funcionar una
nueva operación para renovar y legitimar su reiterado discurso contra la
corrupción. El símbolo para ese propósito es el expresidente Enrique Peña.
En efecto, en días recientes el inquilino de
Palacio Nacional usó al inefable Pablo Gómez, titular de la UIF, para dar a
conocer algunos movimientos financieros de Enrique Peña Nieto, que podrían
constituir el delito de lavado de dinero. Esa noticia tuvo gran efecto en los
medios de comunicación, lo cual fue interpretado por algunos como la “ruptura
del pacto”.
Al día siguiente, en la misa de siete, López
Obrador negó cualquier persecución contra el susodicho. Es más, reiteró su
reconocimiento y agradeció lo que hizo al mexiquense durante la elección
presidencial, por no haber usado los recursos del gobierno para afectar la
limpieza en las votaciones. Ese es el estilo del tabasqueño, nadie debería
sorprenderse.
También, recordemos, que expresó desde el inicio de
su administración que no realizaría “actos de persecución contra ex
presidentes” y que proponía darle vuelta a la hoja. En el caso de la pasada
consulta para definir si se debería enjuiciar a exfuncionarios, el ex jefe de
gobierno dijo que no participaría, pero festejó la iniciativa y forzó a la
Corte para que emitiera un resolutivo bizarro para legitimarla.
Con estos bandazos, AMLO ha presionado a la FGR en
el caso Lozoya para que presente pruebas de la supuesta lista de altos
funcionarios involucrados en actos de corrupción en el caso Odebrecht, incluido
el propio Peña Nieto y Luis Videgaray. Así se las gasta el tabasqueño. Simula,
promete y hace lo contrario. No es confiable para los acuerdos. Nunca lo ha
sido. Casos sobran. Varios excolaboradores podrían testificar.
Hoy, el presidente está atrapado en un serio
problema, puesto que el corazón de sus promesas de campaña y el lema de su
gobierno fue y es la lucha contra la corrupción y, hasta ahora, no hay un dato
de prueba que legalice la detención de altos funcionarios de anteriores sexenios.
Su buscapiés a Peña fue un amago, ante la falta de
resultados un disparo propagandístico es lo único que tiene la 4T. En realidad,
AMLO y Peña Nieto pactaron una tersa transición y evidentemente acordaron rutas
de mutua conveniencia. Sólo ellos saben los términos. Y el silencio mutuo es la
regla de oro en las mafias. A eso hay que atenernos. Veremos.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz