OpiniónPedro Peñaloza

El país imaginario

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El país imaginario

Por Pedro Peñaloza

“Más que la verdad, el demagogo dice lo que el público quiere oír”.

José Ramón Ayllón

Al presidente López Obrador no le importa analizar y comparar datos, aunque provengan de miembros de su equipo o de instituciones gubernamentales: Banco de México, INEGI o CONEVAL. Esto lo corroboró en su segundo informe y en sus perennes declaraciones matutinas. Su razonamiento parte de un esquema preconcebido, esto es, de sus deseos y proyecciones. Por ello, sus declaraciones son vistas con un humor negro, donde hasta una pandemia se presenta “como anillo al dedo” para su proyecto.

En contraste, en un audio obtenido por el periódico La Jornada, Arturo Herrera, justificando un paquete económico más austero, confesó a los legisladores de Morena que: “México vivirá la crisis más fuerte desde 1932, es casi el peor momento para el país en el último siglo […] La economía podría cerrar el año con una caída del 7.4% del PIB, la más fuerte desde 1932, 1994 y 2009 (29/08/20 p.4). Por su parte, AMLO, sin tomar en cuenta los dichos de su propio Secretario de Hacienda, afirmó que “México vive una crisis profunda, pero está saliendo del hoyo” (sic). Y que, además, la recuperación se dará en un corto tiempo: “Lo importante es que vamos a salir rápido, no va a ser una crisis prolongada” (Reforma 1/09/20 p.8).

¿De dónde saca el tabasqueño la información para saber que “vamos a salir rápido” de esta crisis? Ningún análisis de algún organismo nacional o extranjero plantea escenarios optimistas. Es más, los datos concretos del reciente Informe de Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda indican un panorama nada gratificante, ya que los ingresos del sector público cayeron 4.7% en los primeros siete meses del año y retrocedieron a niveles de 2015 (Reforma, 29/8/20, p.11).

El otro rubro que muestra la crisis del modelo lopezobradorista, es el horizonte de la llamada seguridad pública, que exhibe crudamente un problema de carácter estructural que no ha sido abordado en su compleja dimensión por un gobierno que únicamente balbucea y emite disparos en la oscuridad. Hasta julio se presentaron 58 mil 58 homicidios y prefigura al año 2020 como el más sangriento del que se tenga registro.

Arribamos a los dos años de un gobierno incapaz de dar visos a soluciones trascendentes y profundas en temas vertebrales. El choque de prometer y hacer es terrible. Reapareció el añejo estilo demagógico y hueco. Nada que ver con la izquierda coherente, sensata y revolucionaria. AMLO y su país imaginario, es, en realidad, un territorio bañado de sangre y fracturado por la pobreza y la desigualdad.