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EL PALO DE ROSA, PATRIMONIO NATURAL COATEPECANO

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EL PALO DE ROSA, PATRIMONIO NATURAL COATEPECANO

Texto y fotos Jorge Vela

 

El Palo de rosa o Macuile es uno de los habitantes más distinguidos de Coatepec. Su nombre científico es Tabebuia rosea y su floración marca el inicio de la primavera. Cada marzo, sus ramas casi desprovistas de hojas, se tiñen con un rosa pastel proveniente de cientos de flores, las cuales conforman un deleite visual para quien gusta de la naturaleza

Hace una centuria, don Antonio Murrieta trajo el espécimen desde las llanuras costeras y lo plantó en ese sitio para remarcar el lindero de su finca “La Mata”. Otros árboles, -como los leles que aún se conservan en la calle Centenario- fueron colocados bajo el mismo propósito, complementando una pintoresca estampa que nos recuerda el carácter bucólico de Coatepec. Con el trascurrir del tiempo, el punto se transformó en un entronque carretero que conectó la cabecera municipal con Las Puentes, por lo que se construyó una rotonda con el propósito de resolver ese nudo vial y conservar el majestuoso Macuile. Más recientemente, una escultura colocada bajo su dosel, honra la memoria del destacado diplomático José Iturriaga Sauco. 

El árbol ha sido mudo testigo de diversas transformaciones urbanas, dando la bienvenida a quienes acceden a la ciudad de Coatepec desde los pueblos del sur.  A pesar de lo icónica de su presencia, la autoridad municipal es quien, paradójicamente, más lo ha maltratado. Por citar dos ejemplos. Durante la administración de Enrique Fernández, el árbol fue «destenchado», retirándole bromelias y orquídeas de manera violenta, lo que perjudicó la salud del árbol y restó su potencial ecológico al privarlo de especímenes que vivían en simbiosis con él. Así mismo, la comuna de Raymundo Andrade fijó una red de cableado eléctrico a la corteza del tronco y las ramas, cuyos clavos y amarres podrían provocar la aparición de enfermedades.

Los actos de indolencia y destrucción que atentan contra la integridad del Palo de rosa, se repiten hacia otros muchos especímenes y áreas naturales, por lo que vale la pena plantearse cuestiones más escaladas. ¿Qué medidas ha tomado el municipio para salvaguardar los árboles y montes coatepecanos, especialmente tras los incendios experimentados en 2024? ¿qué acciones de capacitación ha llevado el ayuntamiento para su personal y voluntariado, quienes son la primera línea de defensa contra los siniestros? Y, quizá más importante, ¿la montaña coatepecana está a salvo de la ambición de quienes pretenden fraccionarla, contaminarla y urbanizarla? Ojalá que la floración que disfrutamos esta primavera nos concientice sobre la importancia ecológica y social que reside en el patrimonio natural coatepecano.