EL PARTO NATURAL FORTALECE EL VÍNCULO MADRE-HIJO
EL PARTO NATURAL FORTALECE EL VÍNCULO MADRE-HIJO
· Estamos lejos de
alcanzar que sólo 15 por ciento de los nacimientos se realice por cesárea: Juan
Carlos Pérez López
De 2016 a 2021 murieron en
México cinco mil 99 mujeres por causas relacionadas con la atención obstétrica;
es decir, cerca de 850 al año, aproximadamente dos por día, afirmó en
entrevista el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza,
de la UNAM, Juan Carlos Pérez López.
Estas cifras -del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía y del Grupo de Información en Reproducción
Elegida- muestran que la mortalidad materna sigue siendo un problema grave en
nuestro país, pero también representa uno de los peores escenarios a nivel
social, porque la ausencia de la mamá condiciona la ruptura del núcleo
familiar, agregó el especialista universitario.
Cuando se pierde a
una madre, las condiciones de desarrollo de los niños, de la pareja, se
fracturan pues propicia circunstancias difíciles, de abandono escolar,
disolución de la familia, de integración a la vida laboral a menor edad. Es un
indicador de un mal progreso social, insistió.
Junto a la muerte
materna están otros retos igual de importantes: combatir la violencia
obstétrica y fortalecer el desarrollo del parto humanizado.
La atención a estas
problemáticas forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la
Organización de las Naciones Unidas, ya que se relacionan con estrategias y
políticas de salud dirigidas a promover el nacimiento de niños sanos y la
atención adecuada de las mujeres durante el proceso reproductivo.
“Son indicadores de
desarrollo que nos dicen qué tan bien o mal nos encontramos como nación, es una
buena radiografía para saber cómo estamos en materia de desigualdad, de acceso
a la salud”, consideró el coordinador del área de Enfermería de la FES
Zaragoza.
En nuestro país,
lamentablemente las mujeres de las comunidades indígenas y de entidades como
Chiapas, Oaxaca y Guerrero son las más vulnerables a estas problemáticas
obstétricas, quienes padecen violencia en mayor proporción y no acceden a
unidades de salud que cuenten con personal capacitado y el material necesario
para su atención.
Violación a los
derechos humanos
La violencia
obstétrica, señaló el experto universitario, es el trato deshumanizado que
reciben durante la atención obstétrica; esto incluye el proceso de gestación,
parto y puerperio.
Tiene que ver con
una atención irrespetuosa, en la que se le fuerza a tomar determinadas
decisiones y no se respetan sus derechos reproductivos. “Por ejemplo, en el
momento del nacimiento se usan medicamentos para acelerar el trabajo de parto y
no se respeta su evolución propia y natural”, detalló.
En el posparto se
relaciona con la colocación de dispositivos anticonceptivos, sin su
consentimiento; o peor aún, con su esterilización.
En contraparte se
encuentra el parto humanizado, que consiste en crear un entorno amigable a este
proceso, en el que la madre y su bebé son atendidos en espacios dignos y
limpios, con los recursos necesarios, y que no se les medique o realicen
procedimientos invasivos innecesarios.
Pérez López,
también maestro en Ciencias, comentó que al establecerse los Objetivos del
Milenio se planteó que, como parte del mejoramiento a la salud materna, se
practicaran menos cesáreas, aproximadamente 15 por ciento de estos
procedimientos por cada 100 mil nacidos vivos. Esta meta se retomó en los ODS.
“Inicialmente
teníamos indicadores de hasta el 50 por ciento de los nacimientos por vía
cesárea, se redujo e incluso llegó a mantenerse en un 25 por ciento. La
expectativa era llegar al 22 por ciento en el año 2020. Sin embargo, por la
emergencia sanitaria por COVID-19 hubo una alteración en las cifras y
actualmente nos encontramos entre el 20 y 22 por ciento del total de los
nacimientos. Estamos todavía lejos de alcanzar el 15 por ciento”, aseveró.
Pérez López destacó
que el parto natural fortalece el vínculo entre la madre y su hijo y el apego
inmediato, mientras que una cesárea tiende a separarlos.
El académico de la
UNAM refirió que la mayor práctica de cesáreas se presenta en instituciones
privadas de salud, donde no hay mayor control sobre ellas. “Estamos plenamente
seguros que en el medio público no se practica, a menos que esté indicado”.
Y añadió: implica
cirugía mayor, es un procedimiento invasivo que requiere vigilancia de varios
especialistas, del proceso de anestesia y los riesgos inherentes a ello.
“También condiciona
la recuperación del organismo materno, pues se expone a infecciones del sitio
quirúrgico, asociadas con el procedimiento, y desde luego prolonga la
hospitalización y los costos de atención. Además, el tiempo de recuperación se
alarga, así como las condiciones en las que se puede llevar a cabo un nuevo
embarazo. Tras una cesárea no puede haber un embarazo en un periodo menor a dos
años, pues puede haber complicaciones de fijación de la placenta”, alertó.
FUENTE: UNAM