Pedro Peñaloza

El poder omnímodo

Comparte

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Pedro Peñaloza

“Si la libertad significa algo será, sobre todo,

el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”.

George Orwell

 

El presidente López Obrador repite frecuentemente que es necio. Y que siempre dice lo que piensa, hasta llegar a una profunda frase cuando afirma que “su pecho no es bodega”. En efecto, tenemos a un funcionario que guía su comportamiento público por dichos efectistas.

No le importa si sus creencias coinciden con la realidad. Por eso, le vale un comino que hayan cerrado 45% de las guarderías y se hayan afectado 180 mil niños en poblaciones altamente vulnerables. Tampoco le preocupa que en el Estado de México se hayan visto afectadas estancias infantiles que se ubican en 105 municipios, de los cuales 60% se encuentran catalogados en situación de pobreza por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). También le resulta irrelevante el amparo que se presentó en contra de la cancelación del programa de estancias infantiles para que se sigan canalizando los recursos y se apliquen las reglas de operación de esta partida presupuestal vigentes en 2018, conforme al artículo transitorio decimotercero del Presupuesto de Egresos de la Federación.

De igual manera, la suspensión del apoyo a los refugios para mujeres violentadas fue defendida por el presidente con criterios clientelares y patriarcales, aunque hace unas horas trató de minimizarse la barbaridad con una ecléctica propuesta de la secretaria de Gobernación y la dirigente del Instituto Nacional de las Mujeres. La lógica del inquilino transitorio de Palacio Nacional está alimentada de estereotipos, prejuicios y machismo exacerbado. Su verdad no está a discusión y es infalible. Más atraso no se puede.

Epílogo. En realidad, más allá de las características sociológicas y hasta psicológicas que impulsan a AMLO a repetir disparates, habría que tener cuidado en no subestimar al presidente; lejos de ello, hay que señalar, con absoluta claridad, que la línea discursiva y práctica que mantiene el tabasqueño tiene que ver con un iluminismo presidencial, el cual proviene de la obsesión ideológica y conveniencia política de que los recursos que manejan los intermediarios bloquean la posibilidad de que el receptor tenga claro que el dinero es dado directamente por el presidente y que a él y sólo a él se lo deben.

De eso no debe quedar dudas. AMLO está convencido de que su proyecto depende de las dádivas presupuestales y del agradecimiento cuasi religioso y paternalista de los millones de pobres que habitan en nuestro país. Por eso combina la misa de 7 con actos de entrega de recursos con sentido redentor.

pedropenaloza@yahoo.com        @pedro_penaloz

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *