EL QUE SE ENOJA, PIERDE
EL QUE SE ENOJA, PIERDE
Por
Héctor Guerrero
Esa
máxima es de los primeros refranes que nos enseñaron los padres, los abuelos y
solo la edad nos hace comprender que es absolutamente cierto.
Cuando
vemos el debate y pensamos que, uno de esos tres personajes es quien va a
llevarlas riendas del país, pues… es mejor no enojarse.
Es
increíble que este sea el proceso electoral más grande y más importante de la
historia y sean estos tres personajes por los que tengamos que votar. A veces
la democracia te juega chueco y actúa contra sí misma, como lo acabamos de ver
en el 2018 y estamos a punto de ver algo similar.
“La
ruta hacia el desarrollo de México”, ese fue el título del segundo debate con
los temas Crecimiento económico, empleo e inflación; Infraestructura y
desarrollo; Pobreza y desigualdad, y Cambio climático y desarrollo sustentable.
Se les
olvidó poner “despeinada de cotorras”.
Primero,
aunque este debate estuvo menos acartonado que el anterior, sigue siendo pobre,
las preguntas ciudadanas, totalmente “random” como se dice hoy y los
periodistas, Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Cacho, pues como meros maestros
de ceremonias, totalmente desaprovechados, si el papel es conducir, pues que se
traigan mejor al “Vítor”.
El
candidato fosfo, va a hacer la chamba que le ordena su jefe Dante, a captar
votos de uno que otro descerebrado, para jalar agua a su molino, alcanzar la
votación mínima y seguir viviendo del erario, alcanzar posiciones
plurinominales y, obviamente dejó clara su postura mansa con el régimen, aunque
le avento su “cariñito” a Claudia, cuando dijo que en Monterrey y Guadalajara
el metro no se cae.
No hay
más nada que decir más que eso de Jorge Álvarez Maynez, un esquirol, yo creo de
los tres el peor. Y le fue bien.
En
este debate la candidata de la oposición, ya mostró sus cartas, lanzó los
ataques, fue incisiva, recibió unos cuantos, pero esta vez, considero, salió
avante y venció a la candidata del régimen.
Pero
olvidemos los fetichismos, no fue el ponerse el huipil, fue el entender la
crítica, la candidata escuchó la crítica, tomó nota y actuó en consecuencia,
eso habla bien de ella porque es una persona asertiva, que escucha y aprende.
Logró
por primera vez mostrarnos el lado humano de Claudia, a quien sacó de su guión
y de su semblante de robot, al grado de descomponerla al final, de igual forma
se vio que ha tomado el control de su campaña y de paso, también le mandó otro
cariñito a Claudia cuando dijo que “Yo me mando sola”. Ya veremos.
En
fin, más dueña de la escena, con un eficaz uso de los tiempos, ataques rápidos
y constantes, la llamó todo el tiempo “La candidata de las mentiras” y joyitas
como ésta:
“Tener
contratos legales no es un delito. Ver al exmarido robando, eso sí es un
delito”. Tómala.
Una y
otra vez describió a Claudia Sheinbaum como la “candidata de la mentira”. La
morenista, por su parte, se notó muy incómoda. Resistió con la disciplina que
la caracteriza hasta que explotó. Algo que no habíamos visto antes.
La
señora “X”, estuvo más cómoda, más fluida y con el dedo en la llaga desde el
principio economía, inseguridad y salud. Salió avante, veremos de que le
seirve.
La
candidata del régimen siguió su línea y entre defender a su jefe, defenderse a
sí misma y soltar datos de un México que no existe.
Claudia,
luego de las tremendas rayuelas que le mandaron después del primer debate, le
dedicó el debate a su jefe, jamás se sentía que le hablaba a la gente.
Hoy
más que nunca le debió quedar claro que no es su jefe, hoy vimos la frialdad de
lo que sabemos que es un tecnócrata, una hemorroide tiene más carisma que la
candidata oficial.
Nada
respondió, nada de la corrupción del actual gobierno, de los hijos del
presidente, de la casa que invadió y se adjudicó a la mala, como lo hace
cualquier invasor de cuarta, la línea 12, o ¿qué tal disfrutó del dineral que
llevaba su esposo?
Al
final Claudia mostró su humanidad y llamó ya enardecida, “corrupta” a Xóchitl
Gálvez, con fuego que le salía de las entrañas. Así que, para quienes piensan
que Claudia es un androide disciplinado y servil, sin sentimientos, una
marioneta que lo único que quiere es agradar a su amo bueno, si es todo eso,
pero hoy demostró que tiene emociones genuinas.
Así
que la máxima no falla “el que se enoja, pierde”, Claudia salió enojada y derrotada,
por Xóchitl y por ella misma, defendiendo lo indefendible.
¿Cómo
se sentirían ustedes defendiendo algo que de suyo saben que no hay forma de
hacerlo?, se siente uno miserable, dicen.
Sin
embargo, la reflexión es la misma, con este nivel de candidatos y de política,
perdemos todos. La opción es ver dónde perdemos menos.
Al
final me quedo con una frase de la candidata opositora que en su discurso final
dijo:
«Hoy
México tiene dos caminos, claudicar o despertar».
Estoy
de acuerdo.
Tiempo
al tiempo.
@hecguerrero