El regreso a clases ¡a huevo! de AMLO y las estupideces de Cuitláhuac
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El regreso a clases ¡a huevo! de AMLO y las estupideces de Cuitláhuac
Por Edgar Hernández
Ni
como ayudarlos.
Mientras
a nivel nacional el número de muertes por Covid-19 supera los 201 mil mexicanos
-500 mil más han fallecido en sus hogares- y Veracruz se declara en estado de
emergencia con el quinto lugar por contagio, López Obrador y su siervo fiel,
Cuitláhuac García, coinciden en que, aunque las mayorías no estén de acuerdo o
“estemos en semáforo rojo”, habrá regreso a clases a como dé lugar.
¿En
qué momento se transito de la razón a la sinrazón?
Es
qué ¿no toda democracia se sustenta en la voluntad de las mayorías y todo
problema económico, político o social -o de salud pública- deberían sustentarse
en el bienestar y, fundamentalmente, en el mandato de las mayorías?
México,
a lo largo de su historia ha tenido gobernantes corruptos, traidores e ineptos,
pero nunca en la desproporción presente.
La
pandemia por Covid-19, nos han traído muchas lecciones, rudas y cruentas.
La
más importante ha sido observar la ausencia de capacidad para llevar a los más
de 118 millones de mexicanos a mejores estadios de vida tal como se comprometió
el Peje y sus incondicionales ante 30 millones de votantes que le entregaron su
respaldo en el 2018.
Hoy
no queda la menor duda que vivimos en una dictadura en donde las órdenes no se
discuten, simplemente se acatan.
Para
el registro histórico quedan las inopinadas expresiones del presidente López
Obrador, al sostener que no le importa la negativa de los padres de familia,
políticos y especialistas por el regreso a clases presenciales por el aumento
de contagios por Covid-19, pues “es indispensable el retorno”.
“No
me importa que la mayoría este pensando en no regresar, yo voy a sostener que
es indispensable que se regrese a clases por el bien de los niños y los
adolescentes”.
¿Por
el bien de los niños y adolescentes?
Acaso
estarán mejor contagiados o muertos o ¿con ello resuelven sus problemas de convivencia
y de paso no se frena la economía?
Su
infortunada expresión recuerda al “¡Mátalos en caliente!” de Porfirio Díaz; al
caldo de pollo que ordenó el dictador Idi Amín en Uganda que no impidió la
muerte de un millón de sus compatriotas o, a nivel aldeano, al poblano, otro imbécil,
el gobernador Miguel Barbosa, que recomienda mole para librarse del coronavirus.
Ante
la nueva marca por contagios por la llamada tercera ola se pierde la razón.
Mientras,
la chairiza por imitación, por mandato o por andar de quedabien, como es el
caso del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, en su cantinflesco lenguaje,
advierte que “habrá regreso a clases” aunque los 212 municipios estén en
semáforo rojo.
¿Sabrá
este muchacho los alcances de su atrevida afirmación?
La
reticencia de la odiada clase media y la pensante, sin duda, habrán de mandar
al carajo las ordenes del Peje y sus incondicionales, pero ¿qué pasará con la
clase baja?
Qué
pasará con los desposeídos, con esa gruesa capa de la población que carece de
todo, que vive a expensas de la caridad pública y de los mañosos programas de bienestar;
la que está sometida por la burocracia y los malos tratos y no tiene ni para
comer.
Ellos,
a no dudar, no tendrán más remedio que llevar a sus hijos a las escuelas públicas
carentes de higiene, de agua, de medidas sanitarias para que alternen con niños
sin vacunar porque aún no hay vacunas autorizadas para ello; con maestros y administrativos
sin vacunas, y con ambientes contaminados y en total abandono.
Será
entonces cuando no haya marcha atrás.
La
irritación ciudadana habrá de crecer al estallido social que ya se ve en muchas
partes del país.
Un
hijo muerto por mandato de la autoridad habrá de cobrar otra dimensión en un
convulso país dividido y con las arcas vacías resultante de las locuras de un
necio con poder empeñado en llevar a México al precipicio en aras de un
comunismo, socialismo o izquierda delirante.
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo