El reto: formar nuevos ciudadanos
DANIEL BADILLO
Segunda parte.
Formar cultura política y construir ciudadanía desde temprana edad, supone el involucramiento tanto de los padres de familia como de las instituciones educativas, y no solamente de los órganos electorales, en este caso el Instituto Nacional Electoral a través de la Consulta Nacional Infantil y Juvenil, por ejemplo. Si bien en la educación básica los libros de texto abordan, de una u otra manera, los valores de la vida en democracia, no menos cierto es que éstos necesariamente deben trasladarse al seno familiar. No es un despropósito sugerir la posibilidad de formar al nuevo ciudadano, en tanto no asume la mayoría de edad. Los vertiginosos cambios en la manera de comunicarse y de acceder a la información tanto de niños y adolescentes, obligan a revisar con detalle no sólo los contenidos que consumen sino también el impacto que éstos tienen en su desarrollo cognitivo, emocional, político y social. Para ilustrarlo de mejor manera, basta revisar el estudio titulado La generación interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes frente a las pantallas. Retos educativos y sociales, (citado por Amaia Arribas y Octavio Islas en la Revista Etcétera) a partir de una encuesta realizada a 22 mil niños y adolescentes de siete países de América Latina, incluido México, organizado por la Universidad de Navarra, la Fundación Telefónica-España y Educared, cuyos resultados se dieron a conocer a finales de 2014 y en los cuales sobresale lo siguiente: el 42 por ciento de los niños de 11 años encuestados prefieren el Internet a la televisión; el porcentaje se incrementa hasta un 60 por ciento, entre adolescentes de entre 14 y 15 años de edad.
Arribas e Islas señalan, además, que de acuerdo con una encuesta realizada por la Asociación Mexicana de Internet, respecto a los hábitos de los usuarios de la red de redes, el 92 por ciento de niños y adolescentes mexicanos consideraron que Internet «…es el medio de comunicación indispensable para ellos, y pasan un promedio de tres horas diarias frente a una computadora». Es decir, el tratamiento hacia el nuevo perfil de ciudadano que la propia tecnología está delineando debería modificarse en función de la manera en que éstos se comunican entre sí e interaccionan con los demás. El reto, por tanto, es que antes de alcanzar la mayoría de edad, los niños y adolescentes en México, conozcan los alcances y beneficios de la democracia como forma de vida, haciendo énfasis en aquellos aspectos en que pueden –y deben- participar aún antes de llegar a la mayoría de edad conociendo, sobre todo, el significado exacto de la palabra «ciudadanía». Pensar entonces que a través de las tecnologías de la información, y de otros mecanismos, podríamos generar un nuevo ciudadano antes, incluso, de que éste alcance la mayoría de edad, resulta viable. Sobre todo si consideramos la facilidad con que las nuevas generaciones acceden a instrumentos tecnológicos que les garantizan el acceso a un mundo globalizado; y más aún si tomamos en cuenta que el 74.6 por ciento de la población escolar en México, se ubica en la Educación Básica lo que equivale a 25.7 millones de alumnos, y el hecho de que en el año 2018 más de 14 millones de jóvenes votarán por primera vez en una elección presidencial.
Así, involucrar a niños y adolescentes en el concepto de ciudadanía, y más propiamente de democracia, permitiría fomentar el desarrollo político y la cultura cívica a temprana edad, incidiendo directamente en la formación de nuevos ciudadanos conscientes de su rol en la construcción de un país más justo y menos desigual; y en la concepción de su participación en el diseño de políticas públicas que incidan directamente en sus ámbitos de interés y de sus aspiraciones en el mediano y largo plazo. Incluso, el Capítulo Décimo Cuarto de la Ley de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para el Estado de Veracruz, denominado Derecho a participar, establece en su artículo 78 que éstos tienen derecho a la libertad de expresión, y subraya que el ejercicio de este derecho: “…debe permitirles opinar, analizar, criticar y asumir puntos de vista, de manera individual o colectiva”.