El reto: formar nuevos ciudadanos
Daniel Badillo
Última parte
Marc Howard Ross en su ensayo sobre Cultura y Política Comparada establece que la cultura: «sirve de puente entre la identidad personal y colectiva. Ella ofrece conexiones emocionales significativas entre el destino de los individuos y el del grupo; el proceso de identificación realiza una sutura completa entre el individuo y el grupo, sustrayendo alternativas que, en otros términos, serían plausibles. La acción individual y colectiva están motivadas en parte por el sentido de un destino común que comparten las personas pertenecientes a una cultura». A su vez, Berger (citado por Marc Howard Ross) pondera que la cultura marca aquello que las personas experimentan como un modo de vida distintivo, caracterizado en los sentimientos subjetivos de un «nosotros» de los miembros del grupo cultural (y de aquellos ajenos a éste) y se expresa a través de comportamientos específicos (costumbres y rituales) ya sean sagrados o profanos, que marcan los ciclos vitales diarios, anuales y cotidianos de sus miembros.
Con base en lo anterior, es importante tener en cuenta la necesidad de formar al nuevo ciudadano mucho antes de que éste asuma la mayoría de edad. México experimenta actualmente un momento vertiginoso de cambios y transformaciones que pasan, necesariamente, por el perfeccionamiento de nuestra democracia y, por ende, de ciudadanos ávidos de más oportunidades para participar en los asuntos públicos. Niñas, niños y adolescentes representan una nueva generación de mexicanos interactivos e interconectados en un mundo globalizado, donde la información y el conocimiento marcan la diferencia respecto a la acción de gobierno. Padres de familia, instituciones educativas y órganos electorales deben ir más allá en el impulso de la cultura política y democrática en las aulas y los hogares; tarea a la que están convocados los Poderes Públicos, los medios de comunicación y el sector privado, y que inicia con aspectos fundamentales como la promoción de los valores cívicos, los derechos humanos y la vida en democracia desde los primeros años de vida.
Lograrlo plantea en sí mismo un reto para dar un viraje en la manera en que, hasta ahora, hemos fomentado la construcción de ciudadanía. Jordi Borja lo plantea en los siguientes términos: «la ciudadanía pasa por la construcción y el fortalecimiento de la civilidad, de la sociedad civil. El ciudadano se construye en la participación política sobre el destino de la sociedad; sin una participación en la vida pública no es posible construir la ciudadanía; por consiguiente el proyecto de ciudad debe tener como eje articulador la construcción de una nueva ciudadanía (…) Esto se concreta en la participación, por diversos mecanismos, en la toma de decisiones sobre cuestiones de interés común». En suma, la nueva realidad del país caracterizada por cambios vertiginosos en todos los órdenes, demanda involucrar de mejor manera a las niñas, niños y adolescentes en la construcción de una ciudadanía actuante y consciente del papel que debe asumir, aun antes de la mayoría de edad. El tema de fondo es conceptual, puesto que una vez que este sector poblacional asuma realmente sus derechos y deberes como «ciudadano», estará capacitado para tomar mejores decisiones en beneficio de sí mismo, y de los demás.
La hipótesis de que construir ciudadanía desde temprana edad impactará positivamente en los futuros ciudadanos, plantea varias aristas que deben analizarse a profundidad, no sólo por la viabilidad de normar un criterio cívico, político y democrático desde los primeros años de vida, sino también porque, generacionalmente, México es un país integrado en su mayoría por jóvenes. Cultura política, ciudadanía y democracia deben promoverse desde la educación básica no sólo como asignaturas sino también como práctica diaria en las aulas y los hogares. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación deben ser instrumentos que permitan la difusión de los valores de la vida en democracia, en el lenguaje cotidiano que emplean niños y adolescentes para quienes el Internet es hoy el mecanismo fundamental para interactuar en un mundo globalizado que acerca fronteras y destinos del ciudadano universal.