EL TALÓN -O LOS TALONES- DE AQUILES DE NAHLE
EL TALÓN -O LOS TALONES- DE AQUILES DE NAHLE
Por
Edgar Hernández*
@LineaCaliente
La
debilidad extrema reflejada en autoritarismo la obliga a la reorganización de
su gobierno.
Son varios los dolores de cabeza que deberá a
empezar a atender de manera urgente la gobernadora Rocío Nahle si quiere llegar
viva al 2027.
Deberá
decidirse por una cirugía extrema en donde tenga que extirpar sus principales
males.
De
entrada, remover a la dirigencia de Morena que encabeza Esteba Ramírez Zepeta
de quien ya se sabe se dio el lujo de trasladar sus ganancias a paraísos
fiscales del Caribe. Los desvíos millonarios que en circunstancias de victoria
no serían considerados -no para la opinión pública a la que no pelan, sino en
la rendición de cuentas ante la Federación- obligan a llamar a cuentas a los
responsables de la debacle.
¿Por
qué se perdió casi un millón de votos?
Por
qué si 12 meses antes el cochupo había salido perfecto haciéndole una faena
impecable a Pepe Yunes. Por qué si la del 2024 fue la misma gente llevada,
pagada, acarreada y amenazada y en este 2025 no funcionó.
Algo
se hizo mal de manera deliberada.
Le
urge por tanto a Nahle realizar los ajustes correspondientes ya que la presión
interna, a nivel local y nacional, sigue creciendo y en los intestinos de
Morena se sigue trabajando en favor de la “Revocación del Mandato” de Nahle
para que se regrese a Zacatecas.
En
ese escenario urge una cirugía mayor.
De
entrada una caída para arriba del responsable de la política interior de
Veracruz, Ricardo Ahued, no por desleal, ni porque no le eche ganas o porque
sea mala persona, sino porque no le sabe a la negociación política, ni a los
acuerdos de toda índole que obligan a tan relevante responsabilidad.
Ricardo
Ahued era un hombre feliz en el ayuntamiento. Ahí estaba su techo de
competitividad. Era el dador. El que tenía limpio su local y en el trabajo
entregando obras pa´siempre. El que daba chance, pero sin pasarse, en una
palabra, el rey del pueblo.
El
brinco, sin embargo, lo mató.
Nunca
pensó que en política había gente mala, gente fea, gente con la cual había que
negociar; poner la mano firme cuando fuese necesario y, como decía don
Fernando, pagar ya que en política lo que se puede comprar es barato.
Ahued
como buen “harbano” nunca lo entendió. Iba a contra natura a su ser, por ello
cuando vino la primera prueba de fuego se quemó.
Ricardo
Ahued deberá ir a un enroque.
No
así para la comadre, la amiga de vida, la aliada, la compañera de chismes, la
señora Claudia Tello quien hizo de la Secretaría de Educación de Veracruz un
tianguis en donde lo mismo vale madre si cumple o no con cuidar el dinero o
tener al novio despachando al lado de ella. La segunda dependencia con mayor
presupuesto -el 33 por ciento de más de 149 mil millones de pesos- está en
manos inexpertas, al alcance de raterazos que ya asoman la cabeza.
A
Nahle, después del desastre, le conviene que Tello se vaya al cuidado del medio ambiente o a turismo
para que se distraiga en la pachanga o, de plano, dejarla en las tareas
legislativas; vaya incluso la Oficina de Gobierno le hubiera quedado como
anillo al dedo para ver a la amiga, jefa y comadre todos los días y a todas
horas.
Pero
no.
La
mandó a la SEV en donde se empachó de tanto poder y dinero.
Hoy
la dependencia está de cabeza, los sindicatos están que se los lleva la
fregada, el personal está que revienta, la estructura burocrática deshilvanada
y el administrativo puesto por Nahle para el tema del negocio, en intermitente
cambio, relevo y enroques, no los dejan chambear en lo suyo.
Eso
en la estructura de su gobierno ya que en lo que toca a la praxis política del
ejercicio del poder, le urge un cambio en el diálogo y concertación con la
oposición.
Eso
de que no va a trabajar con los delincuentes tiene matices e interpretaciones;
eso de ignorar a la prensa crítica es solo alargar la caída en vertical de su
imagen y malentender que dialogar no es comprar ni chayotear, sino sumar en
favor de Veracruz.
Pero
eso no lo entiende.
Como
tampoco sopesar a cabalidad que gobernar con un millón de votos en contra, que
representan más del 50% de los municipios lejos de la férula de Morena, no es
grave, es gravísimo.
Si
odia a la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano, que es la segunda fuerza
política de Veracruz y a la local la considera en el rango de la delincuencia
¿cómo espera que se sienten a dialogar y reconozcan?
¿Cómo
sentarse a concertar con los líderes del PAN y el PT o el desvencijado, pero
vivo, PRI, si ni siquiera sabe cómo se llaman?
La
arrogancia en Veracruz no es buena consejera, máxime con alguien que viene de
fuera a gobernar.
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo