EL TIEMPO DE DIOS
EL TIEMPO DE DIOS
Iniciamos junto con toda la comunidad
católica la Semana Santa o Semana Mayor donde celebramos los misterios de
nuestra salvación, los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro
Señor Jesucristo. La liturgia de la Palabra del domingo de ramos o domingo de
la pasión, se desarrolla en dos momentos importantes, a saber: la entrada
triunfal de Jesús a la ciudad santa y la lectura de la Pasión de Jesús.
LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS, la conmemoramos
con la escucha del Evangelio de San Marcos 11, 1-10. Jesús entra a Jerusalén
montado en un burro y las multitudes lo aclaman con cantos de júbilo,
expresiones mesiánicas y palmas en las manos. Con Jesús caminamos seguros a la
Jerusalén del cielo.
La contemplación de LA PASIÓN DE JESÚS la
hacemos a través de la narración de San Marcos 14, 1-15,47. Cristo se anonadó a
sí mismo, se hizo semejante a los hombres y se humilló con la muerte. En la
narración de la Pasión de Jesús se presentan los momentos finales de su vida:
la unción de Jesús en Betania, la cena de pascua en Jerusalén, la oración en el
huerto, el abandono de los discípulos, la aprehensión de Jesús, la condenación
a muerte, los insultos y salivazos, la negación de Pedro, el camino al
calvario, su crucifixión y su muerte.
Por nuestro bautismo hemos pasado de la
muerte a la vida, del pecado a la gracia y de las tinieblas a la luz. La
aclamación y el reconocimiento de Jesús como nuestro rey de salvación la
hacemos cuando experimentamos la misericordia de Dios; cuando nos dejamos tocar
por el misterio de Dios y cuando tratamos de hacer la voluntad de nuestro
creador.
En sentido contrario, las experiencias del
pecado nos llevan a la negación de Dios, al abandono de los principios
evangélicos y a la idolatría de las cosas creadas. El pecado nos desorienta,
nos roba a Dios, nos hunde en nuestro egoísmo y nos aleja del bien.
Socialmente hablando, la entrada triunfal de
Jesús y la meditación de su pasión nos permiten reconocer qué sucede en la vida
humana cuando el hombre se cierra en sí mismo y en su propio mundo de intereses
mezquinos.
El sufrimiento de Jesús en la cruz nos ayuda
a tomar conciencia de lo que es el ser humano cuando rechaza a Dios; cuando
vive dominado por la maldad y el pecado. Cuando el ser humano vive sin Dios
destruye todo lo que tocan sus manos, acaba con los sueños de los demás y vive
dominado por el egoísmo y la ambición.
Cuando abrimos las puertas de nuestra vida a
Dios, existe una alegría desbordante, se reconoce a Dios como Señor de la
historia cuya Palabra nos impulsa a practicar la verdad, la justicia, la
libertad y la caridad; la apertura a Dios nos lleva a vivir la autoridad como
servicio a los demás para buscar el bien común y tratar de aliviar las penas de
los demás.
Cuando se cierran las puertas a Dios en
cambio, se muestran los signos de la muerte, del egoísmo y de la brutalidad
inhumana que siembran terror y desconfianza, que matan los sueños y ahogan la
esperanza. El rechazo de Dios conduce a la ambición desmedida, lleva a la
destrucción de los inocentes, a la corrupción que roba el pan de los demás. El
olvido de Dios conduce a practicar la mentira casi en forma desvergonzada y
cínica, lleva al atropello de los derechos de los demás y a la práctica de la
violencia.
Los oficios de la Semana Santa, presididos
por Mons. Hipólito Reyes Larios, serán transmitidos a través de RADIO
TELEVISIÓN DE VERACRUZ desde la catedral de Xalapa. Agradecemos además a las
estaciones del grupo Oliva Radio, de Aván Radio, Molina comunicaciones y
Teleclick de Al Calor Político por sus transmisiones en vivo de las
celebraciones litúrgicas. La Arquidiócesis de Xalapa seguirá transmitiendo a
través de sus diversas plataformas digitales.
Con la celebración del domingo de ramos nos
introducimos en la Semana más importante del año litúrgico, nos acercamos al
tiempo de Dios, su proyecto salvífico que nos ha traído la salvación. Dios
desea entrar también en nuestra vida para gobernar nuestro corazón y hacer de
nuestra vida una morada de Dios.