EL TIGRE
[responsivevoice_button voice=»Spanish Latin American Female» buttontext=»Pulsa para escuchar la nota «]
(Segunda parte)
Don Sóstenes Guzmán, ya establecido en Coatepec, necesitó un nombre para su negocio. Lo encontró al recordar una vivencia que, de niño tuvo al lado de su hermano Melitón: Hallaron en el monte unos cachorros de tigrillo y fantaseando, contaron a sus progenitores la intrepidez con que fueron cazados. Por supuesto no fue creíble, pero Sóstenes, sí creyó que el nombre de EL TIGRE tenía que trascender.
En la década de los cuarenta, el comercio de esta ciudad, ofertaba abarrotes, implementos agrícolas, vinos, licores, telas, medicinas, etc., por lo que, muy pronto la única talabartería tuvo que ampliarse y para ello se trasladó al número 35 de la calle Jiménez del Campillo cuyo casero don Joaquín García, dio todas las facilidades a la familia Guzmán Ruíz. Para 1955 esta empresa atravesó la calle, al número 28, mismo lugar que actualmente ocupa. En esas fechas, el joven César, al mismo tiempo que practicaba el béisbol y el atletismo con especialidad en los diez mil metros, aprendió las artes del negocio y se convirtió en un boyante comerciante, dándose tiempo para convivir con sus menores hermanos, Mario, Concepción, Dolores, Ángela y Roberto y más tarde con Blanca y Antonio.
Don Sóstenes, con su tesón, estableció 39 fuentes de trabajo ayudando al desarrollo social y económico de la región; ahí se ocupaban talabarteros, fusteros y reateros para la confección de todos los aperos necesarios en la práctica de la charrería. En la tienda se expendían toda clase de artículos deportivos y de pesca; los aparadores lucían el resplandor pavonado de escopetas, rifles y pistolas de distintos calibres y toda la variedad de municiones para los amantes de la cacería.