EL ULISES CRIOLLO
Con 25 años encima, la Escuela Nacional de Jurisprudencia, le da el título de abogado. José Vasconcelos Calderón, había nacido en Oaxaca, Oaxaca en el año de 1882.
El pensamiento filosófico-positivista y determinista de finales del porfiriato, recibió fuertes críticas a través del Ateneo de la Juventud integrado por José Vasconcelos, Antonio Caso, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Martín Luis Guzmán, entre otros, todos intelectuales. Estos jóvenes, al percatarse de los síntomas de caducidad del viejo régimen, quisieron recuperar la IDENTIDAD NACIONAL, les quedaba claro que al decrépito Diaz, le fascinaba lo francés, lo aleman y como última alternativa lo estadounidense, manteniendo un DESDÉN por lo mexicano, lo que hizo que se troquelara la frase “Volved los ojos al suelo de México, a los recursos de México, a los hombres de México… A los que somos en verdad”. Con el poder de treinta años, el viejo Díaz tenía al país concesionado.
José Vasconcelos apoya el plan de San Luis y exige armas para todos sus compañeros; se enlista para derrocar al que usurpó a Don Francisco I Madero. Emprende una lucha interminable que culmina con la muerte de Carranza. A Obregón le señala sus crímenes, a Calles, ni se diga, siempre lo trajo por la calle de la amargura desde que lo apodó “la turca”.
Don José, candidato a la presidencia de la República, es víctima de uno de los fraudes electorales más grandes que se han hecho en este país, cuando a través del PNR, abuelo del PRI, imponen al pelele Pascual Ortiz Rubio, tristemente bautizado como “el nopal”.
José Vasconcelos, Muere el treinta de junio del año de 1959. Desde algún lugar, el ULISES CRIOLLO retoza de alegría, porque a ciento once años del inicio de sus luchas sociales, por esta vez, en las elecciones de este 2018, se acabó con la práctica de manipular a los electores.
Ni el voto del miedo, ni el lamentable comportamiento del INE, ni el haiga sido como haiga sido, ni las monex, pudieron con las y los ciudadanos enfadados, que, ignoraron los tendenciosos e intimidatorios mensajes de las televisoras y estaciones de radio; abundante mayoría, decidió no dejarse mangonear, y para ello contó con grandes aliadas llamadas redes sociales, aprendiendo y practicando la lección de: “sólo el pueblo, puede salvar al pueblo”
Por lo pronto, los mexicanos elevamos con devoción nuestras oraciones, para que en estos 146 días que le faltan a la administración del Henry Monster (como dice el brozo), no haya gasolinazos y no inventen alguna iniciativa de ley que decrete otra privatización, pues al otorgar la confianza para llevar a cabo esta enaltecida cuarta transformación, imploramos y fincamos la esperanza de que, por favor, no nos vayan a fallar, que nosotros pondremos lo que nos corresponde, más el valor agregado.
Amigos, ya lo dijo el Dalai Lama, “el enojo, el orgullo y la competencia son nuestros verdaderos enemigos”. Mando un cordial saludo a Don César Guzmán Ruiz, coatepecano de cepa, excelente relator de anécdotas, ocurrencias, y, con su buen humor, causante de este coloquio. Dios Bendiga a mi amigo César.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
Escuche usted la narración en la voz inconfundible del «Jarochito»: