El valor de nuestra gente
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. En las últimas semanas hemos asistido a un fenómeno curioso que no deja de ser desconcertante, pues nos muestra que la naturaleza humana siempre tiene sorpresas. En Estados Unidos comenzó a surgir una moda originada a partir de la publicidad de una película de terror enfocada en un payaso, obra basada en un libro de Stephen King. Pero pronto esta acción trascendió entre el público, pues más allá del objetivo publicitario, hubo quienes comenzaron a salir vestidos de payasos para asustar. Pronto esta “moda” se ha propagado a otros países, incluyendo el nuestro, lo cual no dejaría de ser una nota curiosa de no ser porque el efecto lúdico ha pasado a segundo plano. Vemos en los distintos medios que gente disfrazada ha sido emboscada y asesinada, e incluso se promueven eventos de cacería convocados a través de redes sociales. Y esta situación también se da en México, abonando al clima de violencia que hemos estado sufriendo en los últimos años.
Es triste ver que más allá de la moralidad y la legalidad, la gente que promueve estas prácticas no tiene el autocontrol suficiente sobre sus instintos y peor aún, contagia a otros para seguir polarizando una situación que parece estarse saliendo de control. Nosotros como mexicanos tenemos la responsabilidad de mantener la paz social, de rescatar los valores que tenemos como nación y evitar copiar lo que no es nuestro. Menos si lo que imitamos es negativo y transgrede el respeto hacia el otro.
No estoy diciendo que debamos cerrarnos al contacto multicultural, pues esta lógica está permanente en cualquier sociedad. Lo que quiero decir es que debemos discernir entre lo que es bueno y malo, decidir lo que favorece la cohesión social de lo que nos destruye. Tenemos la capacidad para hacerlo, por lo que es reprobable que solo por una triste novedad, queramos copiar lo que no nos corresponde.
Estamos cerca del Día de Todos Santos, una época que reafirma el espíritu mestizo que nos dio origen como mexicanos. Regresemos a lo que tenemos y no nos perdamos en la barbarie global.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.
