ELECCIONES EN TIEMPOS DE CRISIS
Uriel Flores Aguayo
Resulta que estamos en proceso electoral, aunque no lo parezca; el incesante bombardeo mediático del INE y los partidos políticos apenas hacen que se note la proximidad de la jornada comicial. Un atenuante de las casi imperceptibles campañas es que, en Veracruz, no se realiza elección local simultánea con la federal, como ocurre en varias entidades donde se elige hasta gobernadores. Sin la motivación local la elección en Veracruz será muy similar a las de su tipo, las intermedias, con el agregado de un humor social tendente al rechazo de la clase política y al descrédito del voto en sí mismo.
En esas condiciones andan los candidatos (as) sin pena ni gloria, unos sin mayores despliegues por falta de dinero y otros, los oficiales, con muchos recursos económicos pero cuidando no hacer evidente que ya rebasaron el tope de campaña. Para no exagerar concentro mi opinión en el distrito diez con cabecera en Xalapa, urbano, donde participan diez candidatos (as): independientemente de los partidos hay una camada de buenos perfiles entre los aspirantes, o sea, se cuenta con personas preparadas y con prestigio que pudieran hacer un buen papel en la cámara de diputados.
Creo que la coyuntura Xalapeña indica un voto mayoritariamente opositor, que hay condiciones objetivas para que el PRI sea minoría, sin embargo cuenta con una gran ventaja a su favor que es la división opositora, al parecer insuperable. La abundancia de candidaturas (10), algunas más o menos visibles, pulveriza el sufragio y facilita una mayoría tal ves raquítica pero eficaz para el partido oficial, el cual cuenta con una base-clientela más o menos extensa y sólida. Es altamente preocupante que no se promuevan los foros de debate entre los candidatos, donde pudieran mostrarse y acreditar sus capacidades; quienes no asisten a los pocos que surjan muestran su desprecio por la gente y su talante antidemocrático; no hay casualidades, es una forma de hacer política.
Veo un PRI agazapado, sin imagen ni propuestas serias y específicas; salvo que en estos días por fin muestren su rostro se puede pensar que optaron por una estrategia suigeneris, de ocultamiento, sobre todo si las encuestas o sondeas les marcan un regular nivel de rechazo a sus siglas y figura. El PAN es el partido que trae un buen impulso nacional, sin embargo su candidato no ha logrado proyectar viabilidad de triunfo; la campaña más intensa y notable la esta haciendo el Movimiento Ciudadano, que cuenta con activa presencia edilicia y las conocidas redes de sus simpatizantes; Morena hereda la simpatía de muchos Xalapeños por AMLO, teniendo pendiente una campaña más intensa; los dos candidatos independientes hacen un esfuerzo digno de reconocimiento, con pocos recursos y sin el cobijo de una franquicia partidaria que, por chica que sea, aparecen todos los días en los medios masivos como marca electoral; Magno Garcimarrero, singular personaje, es un muy buen candidato, conocido y culto, con el defecto de ser abanderado por dos partidos muy venidos a menos.
En el tiempo que falta las campañas deberán aumentar de ritmo y velocidad, promoviendo la participación, construyendo espacios de debate, acercándose a la gente y aportando valor democrático a una competencia más o menos tradicional que debe actualizarse siempre para que se renueve y abra las puertas a la oxigenación de la vida pública. Sin un relanzamiento de las campañas los ciudadanos no pasarán de ser observadores y seguros abstencionistas. No creo que sea mucho pedir que los candidatos hablen de los problemas concretos del municipio, sin generalizaciones y, de ser posible, con propuestas y alternativas de solución, alejándose de los insulsos y regresivos comportamiento. Si sólo repiten lo de los spots, agregando auténticas ocurrencias, su papel será de paleros y de relleno.
Recadito: Gracias a los Xalapeños por sus firmas contra el gasoducto.