EN LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE, ‘TIEMPO ES CEREBRO’
EN LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE, 'TIEMPO ES CEREBRO'
Cd. de México 5 junio 2022.- Ese negligente hábito de esperar
a que cualquier malestar o síntoma desaparezca por sí solo, sin atención
médica, puede ocasionar que se pasen por alto las primeras manifestaciones de
una enfermedad tan grave como la esclerosis múltiple.
Sin ánimo de alertar de más por cosas como alteraciones de la vista, rigidez en
las extremidades, pérdida de sensibilidad o fatiga -apenas algunos de los más
de 90 signos asociados a dicha enfermedad-, el neurólogo Miguel Ángel Macías
Islas remarca que un diagnóstico oportuno de este padecimiento crónico y
neurodegenerativo es clave para prevenir la discapacidad.
«Yo he conocido pacientes, y con tristeza lo
digo, que tuvieron pérdida visual durante dos o tres días, no fueron con el
médico y luego la recuperaron. Y me dicen: ‘Yo noté como que ya no leía muy
bien, pero como no me dolió nada, ya no fui al médico’.
«Pasaron tres años, y en el año cuatro ya tienen una lesión en la médula espinal
y se quedan sin caminar. Ahí ya se asustaron», relata en entrevista
telefónica Macías Islas, vocal del Comité Mexicano para el Tratamiento e
Investigación en Esclerosis Múltiple (MEXCTRIMS).
En el marco de los días Nacional y Mundial de la Esclerosis Múltiple
-conmemorados el 25 y 30 de mayo, respectivamente-, el especialista recuerda un
lema en torno a esta enfermedad autoinmune, que de acuerdo con sondeos puede
tardar hasta cinco o más años en diagnosticarse: «Tiempo es cerebro».
Es decir, entre más pronto se diagnostique este mal, que se produce cuando el
sistema inmunológico ataca la mielina -material graso que recubre los nervios y
les permite transmitir sus impulsos eléctricos-, más pronto se podrán evitar
daños al cerebro y la médula espinal, y con ello la consecuente discapacidad de
alguna parte del cuerpo.
«El neurólogo clínico ve las manifestaciones y dice: ‘Esta es una
esclerosis múltiple, hay que tratar este brote para que el paciente pueda
caminar en una o dos semanas’. Se le dan bolos de metilprednisolona, y el
paciente se recupera bien; pero a partir de ahí habrá que darle, de por vida,
un tratamiento modificador de la enfermedad.
«Entonces, hay que estar pendientes de nuestros síntomas. Si vemos que
algo no va bien, hay que correr con el médico», refrenda Macías Islas.
«Las personas tenemos que responsabilizarnos de nuestro autocuidado; eso
es fundamental».
A decir suyo, puede tratarse incluso de una cuestión cultural pues, por
ejemplo, cuando alguien tiene dolor de pecho, posiblemente en ese momento
piense que se trate de un problema cardíaco y acuda con el cardiólogo;
«pero te garantizo que, si se te entume un brazo, no le corres con el
neurólogo. Lo mueves a ver si se te desentume, y hasta ahí llegó la
atención».
«Yo creo que hay que asustarnos realmente», opina Macías Islas.
«Cuando estamos muy pendientes de nuestro cuerpo, hay que asustarse de
algo que tú dices: ‘Esto no me late. Voy y busco un médico’. Ahí ya vas a
buscar todas las opciones, primero uno y luego otro, y a lo mejor te tardas (en
llegar al neurólogo), pero ya vas en camino».