En política, no todos son iguales
Por Linda Rubí Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. En política hay de todos los perfiles, desde el punto de vista profesional, en sus habilidades de gestión y gobierno, así como en sus actitudes y valores. Para los asuntos públicos se desea un perfil que conjugue la capacidad de hacer las cosas con conocimiento y honestidad. Sin embargo, en mayor o menor medida, la mayoría de quienes dedican su vida al oficio político adolecen de alguno de esos elementos. Es frecuente encontrar gente bastante hábil en gestionar y manejar recursos, pero no los aplica de manera eficiente. O peor aún que los aplica corruptamente, de tal manera que sabe ocultar la malversación con facturas o papeles. Y, por otro lado, es frecuente que gente con ganas de hacer un cambio real, incluso tiene una preparación teórica adecuada, no sabe negociar ni manejar el poder. Son gente honesta que tiene buenas intenciones, pero en las acciones, no logran dar el paso para hacer el cambio que tanto desean. Hay de todo en este medio. Por ello, es importante que como ciudadanos sepamos distinguir a quien es equilibrado en la intención como en la acción. No todos los políticos son iguales.
Veracruz necesita gobernabilidad, paz y justicia social. Es urgente un rescate de los valores fundamentales que nos hacen humanos. Por ello, aplaudo lo declarado por el Senador José Francisco Yunes Zorrilla, quien menciona que es hora de resarcir el tejido social, de superar los problemas porque Veracruz es más grande y falta mucho por hacer.
Necesitamos pasar página en nuestro Estado porque duele estar en una constante confrontación y polarización entre la ciudadanía. Sin embargo, es necesario llegar hasta las últimas consecuencias para hacer valer la ley, independientemente del partido que sea. Los políticos corruptos deben ser castigados no solo para llevar un mensaje a la clase que detenta el poder, sino para generar confianza en la ciudadanía. Es tiempo de construir el Veracruz que todos soñamos y merecemos.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.
