ENCRUCIJADA HISTÓRICA EN EL STPRM
ENCRUCIJADA HISTÓRICA EN EL STPRM
Por Héctor Guerrero
El proceso electoral del
Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) enfrenta
una encrucijada histórica y lejos de ofrecer la tan ansiada democratización
prometida por las reformas laborales recientes, está envuelto en viejas prácticas
que vulneran la voluntad y los derechos de los trabajadores.
El protagonista de este
sombrío panorama es Ricardo Aldana, quien desde hace tiempo se ha convertido en
el rostro del continuismo dentro del sindicato, utilizando las mismas tácticas que
mantuvieron a su predecesor, Carlos Romero Deschamps, en el poder por décadas.
El actual Secretario General
es empleado de confianza de Pemex y busca su reelección, a pesar de que su
posición dentro de la empresa estatal lo hace inelegible para representar a los
trabajadores sindicalizados. Este hecho ha sido una de las principales críticas
hacia su candidatura: no puede defender los intereses de los trabajadores quien
forma parte del aparato administrativo de la propia empresa.
En las elecciones seccionales
de 2024, quedó clara la maquinaria con la que Aldana y sus aliados operan. Un
ejemplo contundente es la Sección 47, dirigida por Víctor Hernández Colunga, un
líder sindical con antecedentes penales, que impuso a Antonio Toledo como
candidato oficial. Las acusaciones de fraude, amenazas y compra de votos
resonaron con fuerza, documentadas por disidentes y trabajadores hartos del
control férreo que Colunga ejerce sobre la base sindical.
Este no fue un caso aislado.
El proceso estuvo plagado de irregularidades en varias secciones, evidenciando
un patrón sistemático para asegurar la continuidad de un grupo que ha
priorizado sus propios intereses sobre los de los trabajadores.
La situación en los servicios
de salud es lamentable: clínicas mal equipadas, saturadas y sin los insumos
necesarios para atender a los trabajadores y jubilados que dependen de ellas.
En materia de vivienda, las promesas incumplidas han dejado a miles de
trabajadores esperando soluciones que nunca llegan, mientras que el sistema de
jubilaciones es visto como un esquema insuficiente para garantizar una vida
digna después de años de servicio.
Los petroleros han vivido
durante años con promesas incumplidas. Entre las necesidades más urgentes
destacan una jubilación digna que garantice estabilidad después de décadas de
trabajo en condiciones duras y riesgosas.
Hoy, miles de trabajadores viven con
incertidumbre respecto a su futuro, mientras el actual liderazgo ha sido
incapaz de asegurar reformas estructurales que resguarden sus derechos. La
salud, otra necesidad prioritaria, sigue siendo un reto monumental para el
sindicato. Clínicas desbordadas, falta de medicamentos y atención tardía han
sido constantes que los trabajadores han tenido que soportar, mientras las
promesas de mejoras continúan siendo meras palabras.
El acceso a una vivienda
adecuada también es una demanda de larga data. Muchos petroleros viven en
condiciones precarias, a pesar de los compromisos de proporcionar créditos
justos y accesibles que les permitan adquirir una casa digna. Este derecho,
tantas veces prometido por los líderes sindicales, sigue siendo un sueño
incumplido, que ha quedado relegado ante los intereses personales de quienes se
han beneficiado del control del sindicato.
María Cristina Alonso, una de las
pocas voces opositoras dentro del STPRM, se ha alzado como símbolo de
resistencia. Con más de 30 años de experiencia en Pemex, Alonso ha sido clara
en su postura: es hora de que una mujer, comprometida con la base trabajadora,
tome las riendas del sindicato. Su lucha no es solo contra Aldana, sino contra
un sistema que ha excluido históricamente a las mujeres y que ha perpetuado un
ambiente de violencia y manipulación en el interior del sindicato. Cristina ha
exigido un proceso electoral limpio.
Alonso, además, ha desafiado
públicamente a Aldana a un debate, exigiendo que se pongan sobre la mesa las
verdaderas necesidades de los petroleros y se confronten las irregularidades
que han manchado su liderazgo. Aunque su camino está lleno de obstáculos, su
candidatura es una esperanza para aquellos que, por años, han sido ignorados y
manipulados por un liderazgo sindical que solo ha beneficiado a unos cuantos.
Pero esta elección es mucho
más que un enfrentamiento entre dos figuras. Es una oportunidad para que los
trabajadores petroleros se liberen de décadas de control y corrupción. Es un
momento clave para transformar al STPRM en una organización que realmente
defienda los intereses de sus agremiados, y no de unos cuantos. Las elecciones
internas del sindicato tienen un impacto directo en la vida de miles de
petroleros y en el futuro de Pemex, una empresa estratégica para la economía
mexicana.
El STPRM necesita un cambio
profundo, y el actual proceso electoral es una prueba decisiva, la base
trabajadora sabe que la maquinaria de Aldana está diseñada para perpetuarse en
el poder. Las autoridades laborales enfrentan una prueba crucial: garantizar
que este proceso sea justo y transparente. La historia reciente del sindicato
ha estado marcada por la opacidad, pero los trabajadores están levantando la
voz, exigiendo un cambio.
El destino de miles de
petroleros está en juego. La democratización del STPRM no puede ser una promesa
vacía más. El sindicato necesita líderes que realmente representen a los
trabajadores, que entiendan sus necesidades y que luchen por mejorar sus
condiciones de vida. Esta elección no solo definirá el futuro inmediato del
sindicato, sino que puede ser el punto de inflexión para transformar uno de los
bastiones del sindicalismo mexicano en un verdadero motor de justicia y
dignidad laboral.
Tiempo al tiempo.
@hecguerrero