Entidad Bananera
Martín Quitano Martínez
Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.
Horacio (65 AC-8 AC)
El pasado 5 de junio se emitió un fallo ciudadano y democrático que refleja la dimensión del agotamiento originado por el comportamiento y simulaciones de un grupo gobernante desprestigiado y señalado como responsable de gran parte de nuestros profundos problemas, no obstante ese grupo continúa promoviendo la crispación del debate político en Veracruz, demostrando con ello su abulia consuetudinaria hacia el sentir ciudadano.
La actitud enfebrecida de los que aún dizque gobiernan es patéticamente malsana y contiene el sentido ignominioso de proteger acciones y decisiones a todas luces cuestionables, que se sabe generaron una crisis financiera y de las instituciones como nunca se había tenido en el Veracruz de los últimos 50 años.
Las iniciativas duartistas, el arropamiento legislativo a ellas, los comportamientos cómplices de funcionarios y supuestos representantes populares federales que se están realizando hasta hoy, son los que nos definirían como una Entidad Bananera, donde los entramados legales se hacen a modo para la delincuencia gubernamental.
Actuar como una Entidad Bananera es el legado de un grupo gobernante ruin. Entregar una entidad empobrecida, políticamente inestable y atrasada, es la peor herencia del grupo en el poder; la barbarie es el calificativo que acomoda a gobernantes que jugaron a la privatización del ejercicio político y administrativo.
El Veracruz que dejan y que quieren profundizar en sus descalabros finales los que están por irse, es ese Veracruz plagado de corrupción e ilegalidad en su vida cotidiana, ese que les permitió construir fortunas que ofenden por las dimensiones y por el cinismo, la arbitrariedad en la que desarrollaron sus funciones. La rapiña con la que actuaron y siguen actuando debe ser castigada, no puede permitírseles esconderse ni huir, es una exigencia ciudadana que asuman las consecuencias de sus actos.
La retórica gubernamental del duartismo es ofensiva a la inteligencia básica, es el asidero discursivo de la patanería y la chifladura, el colectivo que lo secunda solo puede calificarse como cómplice de actos detestables en contra de una sociedad que busca alternativas; el comportamiento de estos últimos días de esos actores refuerza la idea de un grupo abyecto guardián de la opacidad, de la corrupción y de la impunidad, de las prerrogativas por las cuales fueron sancionados electoralmente y deberán ser castigados legalmente.
En su desesperación, esta clase política bananera está tratando de continuar sus privilegios y blindar su camino de salida asegurando su impunidad, reduciendo las posibilidades administrativas y jurídicas de que los alcance la justicia.
Hacen todo para protegerse con los coletazos y la rabia que se evidencia en las intentonas encubridoras y en los desajustes que buscan generarle al gobierno por llegar. Para lograrlo no importa que se enrarezca el ambiente social, político e institucional, que se profundicen los problemas, que se afecten las posibilidades de millones de veracruzanos, el único objetivo es conservar lo que fincaron sobre la base de contubernios e ilegalidades, descarrilar cualquier intento de aplicación de la legalidad es la tarea.
La fortaleza y la sensibilidad políticas, la altura de miras deberá hacerse presente en los otros actores que reivindican ser diferentes, el reclamo manifiesto el pasado 5 de junio de limpiar la casa debe encontrar su mayor respaldo en la solvencia de los compromisos que dieron paso a la alternancia y a la irrupción esperanzadora de la nueva fuerza de la izquierda, las responsabilidades y exigencias son mayores, ojalá se pueda tener la estatura para dar respuesta.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La Universidad Veracruzana no solo necesita dinero, requiere también un trato serio y respetuoso.