Ars Scribendi

ENTREVISTA A MARISA LOAR

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Rafael Rojas colorado

 

   Hace unos días llegué a las instalaciones del Haya Sport Center, fui en busca de información para elaborar la nota acerca de la novena edición de la “Carrera Coatepec Pueblo Mágico”.

            Fue la vida o las circunstancias las que me hicieron coincidir con la atleta xalapeña, Marisa López Arce. Le pedí que me permitiera entrevistarla, ella accedió con mucha amabilidad. Nos acomodamos en una pequeña mesa del pasillo y encendí mi grabadora de voz. Ella comenzó a hablar de sus experiencias deportivas mientras mi grabadora se mudaba en la caja de Pandora, es decir la que dejó escapar todos los males, para anidar en su interior las cosas bellas y maravillosas de la vida como la esperanza.

            La textura de su voz es tan sutil que, sin darme cuenta, me condujo por esas interminables rutas que marcan los Trail, parecía un hechizo o quizá un momento mágico, pero así me fue posible vivenciar el dolor físico, la angustia, el agotamiento y la incertidumbre que un corredor protagoniza durante la competencia atlética, mientras cada gota de sudor resbala por su piel, pero a la vez, el disfrute de esos maravillosos paisajes tejidos por la inspiración de la naturaleza: montañas y colinas, cascadas, ríos y senderos, virginales bosques, zonas abruptas y exuberante vegetación bajo cielos azules o la densidad de la niebla, el trinar de las aves como una sinfonía regocijando el espíritu e invitándolo a la reflexión, a comprender todavía más la bondad y el amor de Dios.

            La voz de Marisa Loar parecía poseer cierta musicalidad, la misma que fluye de la hondura de su alma y la impulsa a lograr en cada paso una meta, la que la inspira a lograr sus propósitos en la vida cotidiana y la hace llegar más allá de sus sueños, ilusiones y anhelos.

Marisa es tan natural cuando narra sus experiencias atléticas que me parecía verla llegar exhausta después de recorrer 36 kilómetros en el Trail de la ciudad de Puebla, lo mismo en Veracruz en la “Carrera del Golfo”; o en esos 20k. en una carrera pedestre. Las innumerables medallas que posee avalan sus participaciones en el atletismo, además, reafirman esa dulce sensación de experimentar la libertad cuando sus pasos se desplazan por largas distancias con un corazón henchido de felicidad, el horizonte la está llamando.

            Marisa Loar es una muchacha sensible al entorno, a los gatos y perros no solamente les brinda protección y cuidados, sino mucho amor, delicadeza y ternura, además, posee un espíritu de acción, organiza una carrera anual en el libramiento Coatepec-Xalapa, “Cambiemos su mundo”, la prueba se realiza a fines del mes de enero y muchos participantes llevan a sus mascotas para compartir un momento de felicidad en contacto con la naturaleza, de esta manera descubren que la belleza de la vida habita en las cosas más simples del diario vivir.

            Cuando la entrevista llegó a su fin se cerró la caja de Pandora, sus palabras quedaron aprisionadas en ese perfumado espacio pleno de esencia espiritual, solamente se les permitirá salir cuando alguien tenga la necesidad de ser motivado; entonces cada alada palabra se mudará en la esperanza que rose con delicadeza la sensibilidad de ese atleta que se enfila hacia el horizonte en busca de sus sueños y realización personal. Marisa, muchas felicidades.             

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