Eric Cisneros ¡Nunca tuvo coronavirus!
Eric Cisneros ¡Nunca tuvo coronavirus!
Por Edgar Hernández*
¡Fue un invento para distraer a la opinión
pública!
Conviene que el Secretario
de Gobierno Eric Cisneros presente pruebas de haber dado positivo por
coronavirus para que no quede en el ánimo del imaginario colectivo que todo fue
cuento.
Que todo fue una burda “Caja
China” para distraer la verdadera pandemia que azota a Veracruz de cara a la
impericia de un gobierno que no sabe cómo atenderla ni atemperarla.
Al anunciar que se reincorpora
a sus actividades después de que el sábado se le daba prácticamente por muerto,
mueve a la sospecha.
Nos debe una explicación
médica de cómo le hizo para curarse prácticamente en horas de un mal que en la
mayoría de los casos te pone al borde de la muerte.
¿Qué tomó o de cual fumó para aliviarse sin registrar secuela alguna o periodo de descanso para la reincorporación laboral? ¿Es que acaso la rameada que le dio el secretario de Salud Ramos Alor fue el remedio o hubo un chile que le embonara para curarse?
De ser así, Eric Cisneros debería irse de gira a Estados Unidos y entrevistarse con Trump, quien aunque lo vea moreno no tendrá más que recibirlo para que le entregue el remedio y el trapito.
Deberá asimismo acudir la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra; iniciar un periplo por China y Europa, y visitar centro y Sudamérica para que diserte sobre cómo es posible en días, pero que digo en días, en horas curarse del coronavirus sin secuelas ni daños en los órganos vitales, incluyendo los sexuales.
De lo contrario todo quedará en una burda engañifa de esas que acostumbran los morenos, más éste, que le encanta confundir y amenazar a políticos y periodistas.
Y es que, la neta, sí que nos espantó el “Bola 8” cuando el fin de semana nos informó por las redes de su hospitalización por la infección del Covid-19.
Las noticias daban cuenta
que de un centro hospitalario de Xalapa sería trasladado a otro privado del
puerto ante un tan extraño como sospechoso silencio oficial, salvo esa versión
de que un hermano neumólogo del gobernador Cuitláhuac García lo estaba
atendiendo de manera personal.
Las redes se inundaron de
oraciones y especulaciones; de maldiciones y burlas; de buenos y malos deseos
ante la desgracia de este personaje que tantas enemistades ha acumulado en tan
solo 19 meses de gestión.
La opinión pública registró
incluso una fotografía donde se ve a un gordo, gordísimo como Eric, desnudo
postrado en una cama de hospital intubado y un sinfín de aparatos médicos adelantando
la gravedad del paciente.
El silencio oficial se
mantuvo.
Ningún médico dio parte. La especulación
creció y creció hasta encontrar al
sustituto de Eric en la persona de Hernández Villalpando. Vaya ya hasta un
grupo de mujeres admiradoras y beneficiarias del “Bola 8” planeaban un homenaje
de agradecimiento y despedida por los favores hechos.
¿Y las cenizas?
Bueno, en todo se pensó.
Hasta cómo iban a trasladar sus cenizas a Baja California de donde es oriundo
este personaje sospechoso de cuanta transa y devaneos con damas de no malos
bigotes.
Horas después, sin embargo,
¡Milagro!, el paciente aparece sonriente gozando de cabal salud, agradeciendo a
todos los que se preocuparon por él y advirtiendo que “les cuento que los leo a
todos”.
El del cuento era él.
Ni estaba intubado, ni mostraba
síntomas de enfermo y sería muy atrevido decir que hasta se veía chapeado porque
es morenazo, pero cero ojeras -una simple gripa deja más secuelas- o
decaimiento producto de la enfermedad.
Nunca, según el infectado,
dejó de trabajar –cuando el coronavirus no deja ni siquiera respirar- y en la
fotografía que el mismo sube a las redes se ve postrado en una cama de hospital
que más parece de hotel; viste un pijama de cochecitos que le dio su última novia
y no está conectado a nada.
Ni suero, ni respirador
alguno. Vaya ni una enfermera de esas curvilíneas que tanto le gustan, estaba a
su lado. Los médicos jamás aparecieron. El hospital nunca fue identificado y
jamás se asomó familiar alguno que lo consolara.
Su caso huele mal, apesta.
Es muy parecido al del
máximo representante del Congreso del estado, Juan Javier Gómez Cazarín, quien
semanas anteriores, en el marco de la oleada reprobatoria a la Reforma
Electoral, pensó –o más bien imaginó porque es demasiada pretensión eso de
pensar- que encamándose so pretexto de que había dado positivo en coronavirus
libraba la presión política.
Días después el diputado,
luego de aprobarse la ley, aparecería sano y salvo por como por milagro de la
Morenita, situación que pareciera tomó como ejemplo el regordete Eric Cisneros
para distraer a la ciudadanía, está sí, lidiando con la pandemia por Covid-19
que al día de hoy pasa los 17 mil casos positivos en 189 municipios y 2 mil 225
muertos.
Hoy engañar no es fácil.
Peor cuando no hay talento,
ni ingenio y mucho menos inteligencia de parte de quienes nos gobiernan cuya
especialidad es hacer todo al madrazo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo