ERNESTO SABATO: SENTIMIENTOS INTIMOS
ERNESTO SABATO: SENTIMIENTOS INTIMOS
René
Sánchez García
Quienes conocen de literatura, coinciden
en señalar que el escritor argentino Ernesto Sabato (Rojas, 1911, Santos
lugares 2011), pertenece por su estilo y calidad de su obra escrita a la
generación del Boom Latinoamericano.
Aparte de escritor, él primero se dedicó a la pintura y a la física como
ciencia. Estudió en el Colegio Nacional Rafael Hernández, después en la
Universidad Nacional de la Plata y finalmente en la prestigiada Universidad de
Harvard. El abandona su interés y estudio por las ciencias y a principios de
los años 40 entra de lleno y con pasión a la literatura.
Se le conoce
primordialmente por sus tres novelas que le dieron fama internacional: El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador; así como por
sus ensayos: Uno y el universo, Hombres y
engranajes, El escritor y sus fantasmas, y Apologías y rechazos, que lo hicieron merecedor al Premio Méndez
Pelayo (1977), Premio Jerusalén (1981), Premio Cervantes (1981), entre otros
más. Vivió de cerca las épocas dolorosas de los gobiernos militares de Argentina,
así como la de los otros vecinos países latinoamericanos a partir de los años
50 del siglo pasado.
Debido a su aguerrida
pluma, en 1983 es elegido presidente de la Comisión Nacional de la Desaparición
de Personas, creada por Raúl Alfonsín, presidente de la República de Argentina,
donde debido al fruto de su actividad nace el volumen mundialmente conocido: Nunca más (1985), o también llamado
“Informe Sabato”. Es en 1999 cuando su editorial Seix Barral le publica Antes
del fin (Memorias), México, 214 p. Libro totalmente sentimental y
bastante humano, donde Ernesto Sabato, a consecuencia de la desesperación que
le causa la muerte de sus 2 hijos y más adelante la su esposa, lo escribe a
manera de despedida de esta vida.
Si bien, quienes conocen
su obra coinciden en mencionar que sus libros y ensayos hablan reflexivamente y
a profundidad sobre la condición humana, de los problemas culturales del siglo
XX, de la psicología de los individuos, de la naturaleza humana y su lugar en
el cosmos; en Antes del fin (Memorias) no es otra cosa que un
testamento espiritual, un testimonio de hechos vividos, un legado a la
humanidad futura, un epílogo final de eso que nunca se atrevió a decir en sus
escritos; aquí se notan claramente “su desesperación y su fe, su valor y
coraje, su persistencia incorruptible, su pasión y su lucha ante las
adversidades, su solidaridad con los más desposeídos, su entrega al arte y su
permanente esperanza en los jóvenes”.
He aquí las palabras casi
finales de Ernesto Sabato: “También yo quise huir del mundo. Ustedes me lo
impidieron, con sus cartas, con sus palabras por las calles, con su desamparo.
Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de la vida, que
nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos, arriesguémonos
por el otro, esperemos, con quien extiende sus brazos, que una nueva ola de la
historia nos levante. Quizá ya lo está haciendo, de un modo silencioso y
subterráneo, como los brotes que laten bajo las tierras del invierno. Algo por
lo que todavía vale la pena sufrir y morir, una comunión entre hombres, aquel
pacto entre derrotados. Una sola torre, sí, pero refulgente e indestructible.
Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate
decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido”. Este es el
ruego que Sabato nos dejó…