Erradicar la violencia en el noviazgo
Linda Rubi Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. La violencia ha tenido muchas manifestaciones y dependiendo el estado de libertad de una sociedad, afloran o pueden pasar desapercibidas. El perfeccionamiento de la democracia ha venido de la mano con una reducción de la opresión explícita así como del señalamiento de prácticas comunes que ahora se cuestionan pero que se mantenían como algo natural y obvio. Por ejemplo, la violencia en el noviazgo, la cual es consecuencia de la violencia de género, ahora ya es mostrada como un problema, así como el bullying escolar, que es un ejemplo del acoso. Por desgracia, esto es todavía algo común en el mundo, y no solo de hombres a mujeres sino también a la inversa.
Los tipos de violencia en el noviazgo son físicos pero también emocionales, sexuales, económicos y patrimoniales. Alrededor del 46 % de las familias mexicanas aún viven en un ambiente de violencia doméstica, lo cual permite pensar que eso influye negativamente en las nuevas generaciones que ahí se gestan y lo replican con sus parejas. Las afectaciones físicas aún son frecuentes albergando un 13 % con daños permanentes e irreparables. Y por desgracia, también hay una tasa elevada en la violencia sexual con el 7 %. Por ello es importante difundir algunos indicadores que nos permitan identificar este mal social para poder actuar a tiempo.
La violencia en el noviazgo se detecta por conductas de ambas partes como las siguientes: intentar controlar las relaciones de amistad o parentesco de la otra persona, así como la forma de vestir, hablar y comportarse. También cuando hay una constante en las críticas y el señalamiento de los defectos, monitoreo de las actividades del otro así como de las personas con quienes tiene contacto. Unido a esto, es frecuente generar un sentimiento de culpa para mantener el control, hacer chistes para descalificar, amenazar con terminar la relación o negar hacer ciertas actividades. En el peor de los casos, la violencia física, la cual puede darse en pequeña escala pero de forma constante.
Se necesita saber que estas acciones no son una broma ni algo pasajero, por ello una vez ubicadas, hay que dar el paso para reconocer que se está en una relación abusiva, comunicarlo con personas de confianza como familiares y amigos, y alejarse de esta situación, o en el peor de las casos, denunciarla legalmente.
Es preciso cerrar el ciclo y poder seguir con la propia vida, para mejorar en nuestras relaciones humanas y ser mejores personas. Además no está de más el brindarle a otros el apoyo que necesitan, sobre todo para abrir los ojos de quienes aún no pueden identificar que están ante un problema.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.