¿Error del auditor?
¿Error del auditor?
Pedro Peñaloza
“¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces si dices la otra
mitad”.
Antonio Machado
Vigilar el uso del dinero público
es un requisito insustituible de un régimen democrático. La construcción de
instituciones abocadas a ello siempre es exigible y necesaria. Se sabe con
amplitud que al actual gobierno, y en especial el presidente de la república,
le resulta incómodo rendir cuentas. A propósito de este trascendente tema, hace
unos días, cumpliendo con sus obligaciones legales, la Auditoría Superior de la
Federación (ASF) dio a conocer el Informe General de la Cuenta Pública 2019,
que auditó el primer año de la administración de López Obrador, donde se
hicieron observaciones por 67 mil 498 millones de pesos.
El mayor monto observado con
señalamientos, de 53 mil 38.3 millones, fue del gasto federalizado, dinero que
el gobierno federal transfiere a estados y municipios, mientras que el resto
correspondió al gasto en desarrollo social y de gobierno. El informe es rico en
datos, se destaca la revisión de los proyectos simbólicos de la actual
administración, tales como el aeropuerto de Santa Lucía, Tren Maya, el Corredor
del Istmo de Tehuantepec y la refinería de Dos Bocas; así, como los principales
programas prioritarios, pensión para Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo el
Futuro, Becas para el Bienestar, Crédito Ganadero y Sembrado Vida. En la gran
mayoría se encontraron irregularidades: pago a jóvenes ya fallecidos,
incapacidad de Fonatur para prever riesgos sociales del Tren Maya, costos fuera
de norma en Dos Bocas, gastos sin comprobar en la Secretaría de Cultura,
etcétera.
Todo parecía llevar el curso
normal de una auditoría, hasta que la ASF reculó en su cálculo en las pérdidas
que se ocasionaron por la cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco,
al admitir que hubo “inconsistencias en la cuantificación realizada”. Esta
declaración cayó “como anillo al dedo” para AMLO y sus empleados, puesto que
con esto las revisiones realizadas a otras áreas, encuentran cobijo mediático a
sus presuntas irregularidades.
Resulta sospechoso y grave que el
auditor David Colmenares haya dejado pasar el caso del aeropuerto con
semejantes inconsistencias. Con ello, deslegitima a la institución que
representa y eclipsa los malos manejos del dinero público. Bastó un reclamo
mañanero del inquilino de Palacio Nacional para que se difuminara el efecto de
una revisión ilustrativa. Ahora, el auditor tiene dos caminos: que lo despidan
o que renuncie. ¿Quién revisará las cuentas del erario público sin que lo
desacredite AMLO? Está más que claro por qué el tabasqueño busca desaparecer al
INAI y a otros. La rendición de cuentas es subversiva en tiempos de esa cosa
autollamada 4T.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz