¿Es la corrupción?
¿Es la corrupción?
El ciudadano presidente ha dicho, en reiteradas
ocasiones, que el problema principal que tiene México es el de la corrupción.
¿En serio? ¿Y qué ha hecho en concreto el tabasqueño para erradicarla? Veamos:
nos recuerda María Amparo Casar, en un artículo de la revista Nexos (núm. 518),
que las principales instituciones dedicadas a las tareas anticorrupción
tuvieron un recorte de 16% (mil 508 millones de pesos) entre 2018 y ahora. Y si
de “castigar” a los corruptos se trata, Casar informa, que la Secretaría de la
Función Pública presentó entre 2019 y 2020, 485 denuncias ante la Fiscalía
General de la República, de las cuales sólo se han concluido 8, es decir, 1.6%.
Así, lo único que puede presumir el gobierno son los casos mediáticos (varios
investigados por labores periodísticas). Puro humo e ineficiencia y complicidad
oficial.
Por si fuera poco, para evidenciar el fracaso de la
principal bandera de AMLO, abordemos un tema que no puede ocultarse y que
exhibe los manejos discrecionales de un gobierno que se dice “distinto”. Nos
referimos a la asignación de contratos sin licitación: hasta el 30 de junio del
2021 se encontró que, “en un día promedio, del presente año, el Gobierno
entrega 45 contratos por licitación pública y 308 por adjudicación directa”.
Por lo tanto, al cierre del primer semestre de 2021, “el Gobierno entregó el
80.6% de contratos a través de asignaciones directas, con un monto de 74 mil millones
639 millones de pesos” (Reforma, 5/7/21, p.4). Las empresas que fueron las
mayormente beneficiadas con este procedimiento, fueron las dos principales
televisoras y un rotativo simpatizante del actual gobierno.