¡Es la desigualdad!
¡Es la desigualdad!
Pedro
Peñaloza
“Los hechos no dejan de
existir aunque se les ignore”.
Aldous
Huxley
Frente
a las interpretaciones superficiales y anodinas acerca de las circunstancias
por las que atraviesa el planeta, es necesario decir enfática y claramente que
es la desigualdad social y la concentración del ingreso lo que ha hecho que se
construyan brechas entre amplios segmentos sociales.
Diversos
estudios académicos y de instituciones especializadas en estos temas han
presentado, en distintos momentos, las cifras e indicadores que exhiben la
radiografía de ésta tragedia humana. Recientemente se ha difundido el Reporte
Mundial sobre la Desigualdad 2022. El informe, retomado por el periódico La
Jornada, muestra los ingresos y la riqueza de la población global. A escala
universal la mitad más pobre de la población posee apenas 2% del total de las
riquezas. En contraste, el 10% más rico acapara 76%. África y América Latina
son las regiones donde se observa la mayor desigualdad. Específicamente, se
señala que, en América Latina el 10% de la población acapara 77% de la riqueza,
mientras la mitad más pobre apenas tiene 1% del total. En Europa, la región con
menos desigualdad, el decil más alto tiene 58% de la riqueza y la mitad más
pobre el 4% (8/ 12/ 21, p. 24).
En
México, afirma el diario, siguiendo el Reporte Mundial sobre desigualdad, que
el 50% de la población apenas gana 42 mil 700 pesos anuales, mientras que el
10% obtiene un millón 332 mil pesos, en el mismo periodo; y, a su vez, en el
extremo de la brecha, el 1% más rico obtiene 6 millones de pesos anuales. Es
decir, se desprende del informe que el 78.7% de la riqueza total del país está
en manos del 10% de la población.
En
nuestro país se han disparado políticas asistenciales que únicamente juegan un
papel de aspirinas sociales y de reforzamiento del corporativismo y el
clientelismo. No modifican los indicadores de la pobreza extrema y menos de la
desigualdad social, cuya situación, como lo describe el estudio de referencia,
es insultante. Dichas acciones son festinadas por AMLO.
Es
la desigualdad social el problema nuclear que se tiene que atacar, por lo
pronto, con dos medidas básicas: políticas de empleo de calidad, con seguridad
social y plenos derechos; y, por otro lado, iniciativas fiscales dirigidas a los
últimos deciles, que permitan impulsar una política redistributiva. El problema
con el actual gobierno, como lo fue con los anteriores, es la “condescendencia”
con las minorías opulentas, a quiénes no se toca ni con el pétalo de una
reforma fiscal. ¿No que AMLO era diferente?
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz