Es posible
Rafael Rojas Colorado
Es posible que mientras disfrutaba de un merecido esparcimiento, los terroristas masacraban a inocentes ciudadanos franceses. Es posible que al estar soñando con nuevos horizontes, Siria esté ardiendo en ese infierno de llamas y gases provocados por los implacables bombardeos aéreos de las fuerzas aliadas. Es posible que millones de seres humanos vivan ajenos al hambre, miseria, sufrimiento y muerte que viven otras personas en los distintos continentes del mundo.
Es la guerra del hombre contra el hombre, destruyendo la obra de Dios. En este implacable exterminio son los ancianos y los niños a quienes más duele ver fenecer. Son vidas que fueron útiles y otras que comienzan a latir siendo posible que algunos aniden el germen de la esperanza por construir un mundo ideal; mucho antes de que esto suceda les extinguen la vida con misiles y bombas destructoras del género humano.
En muchos países del mundo esperan ansiosos la Natividad y disfrutarla al lado de los seres amados experimentando momentos de dicha y felicidad mientras otras naciones estarán bajo el fuego, la violación a los derechos humanos, la explotación y la guerra.
La navidad mostrará el color del amor y la reconciliación en infinidad de los hogares del mundo; en Siria, la ciudad arderá en las llamas producidas por las bombas que, como lluvia, estarán cayendo del cielo en un apocalipsis que inevitablemente destruye la creación más perfecta de Dios.
La creación es mancillada por el propio ser humano que se apasiona por exterminar a sus hermanos, olvidándose que la humanidad es una sola raza que debería estar unida para amarse y construir un mundo mejor en este eterno peregrinar por el universo y embellecer aún más la creación que Dios inspiró como un poema llamado vida.
La guerra es un exterminio de la humanidad, donde el hombre pierde el sentido de la vida y su razón se reduce a un instinto salvaje en el que sólo hay cavidad para el odio y la destrucción del mismo ser humano.
Las bajas pasiones, egoísmo y la ambición por el poder se ponderan sobre la razón e inteligencia del hombre conduciéndolo a cometer atrocidades deseando arrebatar lo que a otro le pertenece. Cada habitante tiene una responsabilidad que cumplir en el entorno en el que se mueve, la de ser mejor persona, es la única manera de evitar el seguir convirtiendo en un infierno al planeta que debe de brillar como una estrella.
Es momento de oración y reflexión para sembrar en nuestro ser la semilla de la fraternidad y del amor, tal vez esto haga posible que algún día se supriman las frontera de los cinco continentes borrando del viejo diccionario la palabra extranjero, transformando la humanidad en una sola familia, la que tenga capacidad de mirar hacia el mismo horizonte en el que anide la paz y la felicidad que tanto anhela el ser humano, sólo entonces el hombre tendrá derecho a rozar la mano de de Dios.