ES TAN DIFÍCIL EL CAMBIO INTERIOR COMO EL EXTERIOR
ES TAN DIFÍCIL EL CAMBIO INTERIOR COMO EL EXTERIOR
La Biblia contiene experiencias compartidas que siempre nos
ayudan a desarrollarnos integralmente como personas y como comunidad. Juan Bautista es una figura bíblica que nos ha enseñado algo nuevo. Él descubrió,
en su misión profética, que Jesucristo fue la única persona que pudo cambiar y transformar a cualquier ser humano para ser fermento vivo de una nueva sociedad. Así se entiende que Juan Bautista haya
manifestado respecto de Cristo: “Sí
lo he visto, y declaro que éste es el Elegido de Dios” (Jn 1,34). Si le creemos a Juan Bautista, conviene
hacer la experiencia de fe, con Cristo, para iniciar hoy un camino de perfección en todas las direcciones que se
necesitan en la sociedad actual. El camino de perfección conduce directamente al ámbito de la familia. Es un gran beneficio para la persona y para el
ámbito público poner la mirada y los esfuerzos de trabajo en la familia, pues ésta constituye la primera y
fundamental célula de todo el desarrollo integral de la sociedad. La educación, pero de calidad, es un compromiso y un componente necesario para el desarrollo integral de las familias veracruzanas. No deber ser la educación moneda de
cambio para intereses de ningún tipo. La violencia y la impunidad podrán erradicarse si se toma con más seriedad y
responsabilidad el valor y trabajo positivo de la familia.
Desde la fe en Cristo, toda persona solo puede perfeccionarse perfeccionando el mundo en el que vive, solo puede realizarse a sí mismo transformando el mundo
para lo que realmente existe. El
mundo y la cultura deben servir y acompañar al hombre en su realización personal y comunitaria de sus más altos ideales en Dios. Actualmente se vive en una sociedad llena de cosas,
artefactos, recursos inmateriales y de toda clase de tecnologías. Pero todos estos son medios y no fines. Es decir,
se tienen muchas cosas materiales e
inmateriales, sin embargo, se carece de una finalidad comunitaria que conduzca al desarrollo de todos sin
excepción alguna. Por eso, se debe buscar primero el fin, después los medios.
El Papa Benedicto XVI experimentó durante toda su vida que
el amor de Cristo sigue siendo la
fuerza que puede perfeccionar a la persona en las direcciones fundamentales de la vida. Por eso, sostiene propositivamente, en su encíclica Caritas in veritate, que la «Caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho
testigo con su vida terrenal, y sobre todo con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora de un auténtico desarrollo de la persona y de toda la humanidad. El amor es una
fuerza extraordinaria que mueve a las
personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz” (Caridad en la
verdad número 1). Ante tantos desafíos sociales como la violencia y
la inseguridad que se viven hoy, existe la posibilidad cierta de tomar un camino seguro para salir adelante con y desde el amor de Cristo.