La Otra Versión

Eso que llamamos Espejos

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                          Por René Sánchez García

 

Para muchos, los espejos tan sólo son objetos que reflejan la luz en sus diferentes tonalidades y colores. Para otros, se trata de objetos planos con ciertas propiedades reales y mágicas, que no sólo permiten reflejar la realidad de las cosas, estáticas o en movimiento; sino que también en ocasiones permiten que esa supuesta realidad se vea distorsionada, lo que trae como consecuencia temores.

Este objeto milenario creado con ciertas mezclas de arena y metales no siempre ha sido planos y de uso personal. Los crearon también de forma cóncavo o convexo, decorados o no, con múltiples usos, sobretodo en la fotografía. Estos espejos y sus historias, han sido recogidos por hombres y mujeres del mundo e incluidos en las tradiciones mitológicas guerreras; pero igual para ciertos pueblos y culturas lo ven y sienten como una superstición.

Los filósofos que saben penetrar en las profundidades y en los orígenes del conocimiento, comparan los espejos con la verdad. Dicen que si conocemos bien la verdad, o sea con entendimiento, es como estar frente al espejo viendo retratada la realidad con toda fidelidad. Pero si el espejo está mal colocado, sucio o azogado, la imagen se presenta alterada en sus tamaños y figuras, por lo tanto estamos hablando de una verdad a medias o falsa.

Pero han sido los hombres de letras (también llamados escritores) quienes más han hablado de los espejos. En sus poemas, en sus cuentos, en sus novelas y en sus narraciones, ellos le han otorgado caracteres diferentes a este objeto celestial o del demonio. Un ejemplo vivo lo encontramos en los trabajos escritos de Jorge Luis Borges, quien por cierto desde niño le temía a los espejos. Menciona en uno de sus cuentos cómo el espejo le contesta cuando mentalmente él se hace una pregunta frente a dicho objeto.

He aquí un diálogo con un espejo:

El gigante ensaya sus diálogos frente al espejo: -Te amo. –Te amo. –Te amo tanto que si mueres moriré. –No morirás.

Bueno, hay tantas cosas que se podrían decir de los espejos. Son tan útiles que toda dama trae uno en su bolso. Ellas dicen que es para poderse maquillar en cualquier momento. Pero la realidad es que ellas quieren comprobar a cada instante que son hermosas. Igual, cuando el cielo se torna gris y truenan centellas, la gente corre a tapar sus espejos, por la creencia de que ese rayo al ver el espejo, descarga en ese hogar toda su energía. También que en el cuarto del difunto hay que quitar o tapar los espejos, para que el alma no tome un camino equivocado, etc.

sagare32@outlook.com

 

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