ESOS DEDOS…
ESOS DEDOS…
La
gran mayoría de los humanos contamos con 10 dedos, bueno, exactamente con 20,
pues, además de los pertenecientes a las de las 2 manos, debemos considerar a
lo de los pies. El progreso cultural y tecnológico, desde la prehistoria hasta
nuestros días, se la debemos no sólo a la inteligencia, sino también a las
manos. La primera idea e imagina, la segunda crea y construye.
En los diccionarios
aparece la definición de dedo y dedos: “cada una de los 5 apéndices en que
terminan la mano y el pie del hombre y, en el mismo o menor número, de muchos
animales. Igual, cada uno de ellos tiene su nombre: pulgar, índice, medio,
corazón, anular y meñique, todos pegados siempre a la palma de la mano. Incluso
tienen nombre científico o anatómico: falanges. Los hay de diferente tamaño,
forma y color, así como con funciones específicas.
El más conocido de todos
es el índice, mismo que sirve para señalar e indicar todo lo que se le pueda
ocurrir. Este dedo (índice) perverso es el más odiado a través de los siglos,
por lo que ha servido para jalar un gatillo metálico y matar a través de una
bala de acero. En cambio, el pulgar o dedo gordo sirve como identificación o
huella, que por cierto es única e irrepetible, siento que este es el más usado
y confiable del universo. El más querido de la humanidad sigue siendo el
anular, por aquello de los compromisos matrimoniales o colocación de anillos
sagrados.
Recordemos que, en la
época del imperio romano, los esclavos gladiadores le temían al dedo pulgar,
pues si el César se le ocurría castigar, sólo bastaba que él, ante el público
enfiestado, señalara con su dedo pulgar hacia arriba y se salvaba, o de lo
contrario, si el gobernante había amanecido de malas, el dedo lo hacía hacia
abajo, y así el condenado o gladiador pasaba a mejor vida o a alimentar con sus
restos a los leones hambrientos del poder.
Todos los dedos unidos
hacen fuerza, mucho más si se utilizan las de ambas manos a la vez, pueden
ambos construir maravillas arquitectónicas, pero igual destruir en segundos y
sin piedad alguna, un objeto o ser vivo, incluso a una sociedad entera. Con el
pulgar y el índice se pueden construir escrituras que salvan o dominan
ideológicamente las mentes humanas. El último dedo parece insignificante, pero
tiene usos, por ejemplo, sacar la cerilla de los oídos sucios. En cambio, con
el dedo medio se puede sacar fácilmente algún moco duro de la nariz.
La verdad acerca del dedo
medio no se sabe mucho, pero siento que coordina a los demás. Los dedos tienen
uñas, que no son iguales. Los de los campesinos tienen su tierrita integrada de
por vida, lo que no sucede con las uñas de ciudad que se cuidan hasta con
especialistas médicos. Igual las hay de color y con dibujitos en el caso de
algunas damas que nunca van a la cocina. Lo bueno de estos dedos es que rascan
bien rico y calman cualquier comezón.
Sobra mencionar que hay dedos flacos, gordos, largos, chicos, bellos y
arrugaditos por la edad que va más allá de los 65 y +.
Hasta en la literatura
aparecen los dedos, igual que en la fotografía, el dibujo, los poemas y otros
escritos. Se sabe de una frase popular que dice: “Ojalá que no te vayan a dar
algún día, atole con el dedo”, O bien es el caso cuando una persona bastante
molesta “te tuena los dedos para que uno se largue de sus vidas”. Se hace
necesario recuperar dichos y refranes de lo popular, de las vivencias
cotidianas y alguna que otra de tipo científico o artístico, que hacen cobrar
vidas a los dedos.
Finalmente, hoy en día no
sé qué sería de la vida si nos faltaran los dedos. De nada servirían las
computadoras, las tabletas electrónicas, los teléfonos celulares y demás cosas
modernas. Incluso no podríamos ni comer o tomar algún líquido, tampoco saludar
como antes, entrelazar los cinco dedos para conquistar un nuevo amor, u otros
usos higiénicos diarios obligatorios, que no me atrevo a mencionar. Bien, hasta
aquí.