ESTÁN CONECTADAS, PERO NO SON LO MISMO.
Entre Espadas y Escudos
Por: Alejandro García Rueda
Dentro de un conflicto bélico como el que
protagonizan ahora rusos y ucranianos se libra también una batalla informativa
a la que, literalmente, el mundo está teniendo acceso con un entendimiento
quizá más profundo del que hubiéramos tenido en otro momento de la historia.
Claro que hay múltiples ventanas para colocar
una narrativa en favor de uno u otro bando, los gobiernos de los países en
conflicto elaboran campañas informativas en un sentido o en otro y los
simpatizantes de ambas facciones pueden, a su vez, reforzar estas visiones con
la generación de otra clase de contenidos.
En el campo de batalla no solo hay intercambio
de balas, bombas o misiles. Hay una guerra psicológica que permea al tono de la
negociación y al caudal informativo que toca navegar de ahora en adelante,
incluso habiendo un eventual aviso de cese al fuego.
La historia se remonta a 2014 y la anexión a
Rusia de la península de Crimea, en donde a la par aparecen los rebeldes
separatistas del este ucraniano que participaron este año en ejercicios
militares en distintas fronteras con Ucrania.
La declaración de independencia de dos
poblaciones localizadas en territorio ucraniano propició una guerra interna en
la que Rusia jugó un papel importante porque gusta de tener injerencia en temas
como este, ¿bajo que consigna? Al final del día, esta milicia está formada por
ciudadanos rusos y tiene que protegerles.
Con el objetivo de meter un freno al conflicto,
se desarrollaron los tratados de Minsk y —en últimas fechas— los representantes
de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania propusieron algunas ideas para caminar un
poco más allá de la violencia. Sin embargo, como hemos visto, los acuerdos están
lejos de llegar.
Cabe mencionar que en teoría el conflicto
tendría aparentemente algunas reminiscencias de la guerra fría, pero no es
Rusia la que va sola contra Estados Unidos; el gobierno chino y la propia Unión
Europea aparecen en roles preponderantes.
El punto de inflexión informativo vino a cuento
cuando Vladimir Putin reconoció públicamente la independencia de dos provincias
separatistas. El flujo de datos ha sido intenso, ambos flancos le han impuesto
un cerco a las redes sociales y la propagación de noticias falsas, así como la
aparición de personajes que buscan marcar agenda han sido el pan de cada día.
Van a ser días de escalar picos y volver al
llano, de encontrar días en los que el conflicto bélico trasgreda las líneas
del decoro si la negociación no avanza y días en los que la información baje de
tono por el cumplimiento de ciertas demandas.
En tanto, se ciernen algunos peligros que por
la celeridad de los tiempos y el discernimiento de elementos veraces se tienen
al intentar analizar el conflicto bélico: Hay una tendencia a dividir entre
buenos y malos, a simplificar y creer que las Fake News afectarán a otros pero
no a uno y a eso se añade el llevar un análisis de política domestica, para
explicar lo que pasa en aguas internacionales, están conectadas pero no son lo
mismo.