FALTAN LOS POLÍTICOS
FALTAN LOS POLÍTICOS
Las sorpresivas
-aunque no tan difíciles de explicar- extradiciones “fast track” que hizo el
gobierno de México este jueves 27 de febrero de 29 presuntos –por aquello de
que no tenían sentencias, lo cual no es un dato menor- criminales a Estados
Unidos, suponen un completo viraje en la política que el actual régimen, el de
la supuesta “transformación”, había aplicado desde el sexenio de Andrés Manuel
López Obrador.
Desde que asumió el poder
Donald Trump en su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, las
presiones que ejerció sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum –comerciales y
hasta de tipo militar- provocaron un cambio total, palpable, en la estrategia
de seguridad: se enterró el absurdo cómplice del “abrazos, no balazos” del
sexenio obradorista y, como por arte de magia, comenzaron a caer operadores y
sicarios de diversos grupos criminales, en especial del cártel de Sinaloa.
En cuatro meses de la
administración de Sheinbaum, han sido detenidos más criminales de alta
peligrosidad que en todo el sexenio de López Obrador. Y eso revela una sola
cosa: siempre supieron dónde y cómo aprehenderlos. Simplemente, no habían
querido hacerlo. Hasta ahora, que se han visto obligados a actuar.
Lo anterior, no solo
por las bravuconadas y amenazas de Trump –que con que imponga uno solo de los
aranceles con los que amaga, provocaría una recesión económica de grandes
proporciones en México-, sino por lo que en realidad los tiene con los pelos de
punta: la posibilidad de que el capo que está en Estados Unidos desde el año
pasado, Ismael “El Mayo” Zambada, revele con lujo de detalle las redes de
complicidad del régimen de la “cuarta transformación” con el crimen organizado.
En tiempo presente.
De hecho, las
extradiciones de este jueves, que incluyen a algunos de los criminales de más
alto perfil y mayor peligrosidad de las últimas décadas, como el famoso Rafael
“Caro” Quintero, o los sanguinarios hermanos Miguel Ángel y Oscar Omar Treviño
Morales, conocidos como “Z-40” y “Z-42”, han sido interpretadas como una
especie de “tributo” o “moneda de cambio” para que, en su lugar, Trump acepte
mandar de vuelta a México al “Mayo” Zambada. De manera similar como cuando, en
su primer mandato, de manera inverosímil envió de regreso al exsecretario de la
Defensa Nacional Salvador Cienfuegos.
Aunque con Trump no
hay nada que se pueda predecir con certeza, se antoja difícil que Estados
Unidos acepte entregar al “capo de capos”, que posee información estratégica y
de primera mano sobre la colusión del narco con los gobiernos mexicanos de los
últimos 30 años, pero en especial –y se nota en su reacción- del anterior y el
actual, donde permanecen activos y vigentes varios actores cuyos vínculos con
delincuentes son inocultables.
Pareciera más bien
que la extradición masiva –y tan cuestionable legalmente como el “secuestro”
del que se queja el “Mayo” Zambada, pues había procesos judiciales en curso que
se supone impedían un traslado de esa naturaleza- es una especie de “manita de
puerco” que le hizo el gobierno norteamericano al de México para que, muy
“soberanamente”, le entregue delincuentes que había protegido. Pero no en un “trueque
de narcos”, sino para que no entren en vigor el próximo martes los temidos
aranceles con los que Trump “dobla” cuando quiere a la muy “patriótica”
administración de Sheinbaum.
Y lo de que el
gobierno mexicano protegió a los “capos” lo dice el propio Departamento de
Justicia estadounidense, que en el comunicado en el que informó formalmente
sobre las extradiciones, destacó que muchos de los acusados fueron objeto de
solicitudes de extradición de larga data que no fueron atendidas durante
la administración anterior, la de Andrés Manuel López Obrador.
“Pero que el gobierno
mexicano decidió transferir al actual gobierno de los EEUU en respuesta a los
esfuerzos del Departamento de Justicia, de conformidad con la directiva del
Presidente Trump en la Orden Ejecutiva 14157, titulada Designación de
Cárteles y Otras Organizaciones como Organizaciones Terroristas Extranjeras y
Terroristas Globales Especialmente Designados, para buscar la eliminación total
de estos cárteles”, puntualiza el comunicado.
Aunque para los
norteamericanos la aprehensión de “Caro” Quintero es especialmente simbólica –y
en una de ésas, termina alcanzando a otro dilecto “protagonista del cambio
verdadero” como Manuel Bartlett, tan embarrado como aquel en el brutal
homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena hace 40 años-, difícilmente se
conformarán con eso. Porque los criminales lograron establecer su reinado de
terror en México e inundaron de droga Estados Unidos con la complicidad de los
políticos, de las autoridades que les fueron entregando el país hasta
convertirlo en la desgracia de violencia que hoy es.
Faltan los políticos.
Y en Sinaloa, Sonora, Tabasco, Jalisco, Michoacán, Tamaulipas, Puebla, CDMX,
Veracruz e incluso en Palenque, Chiapas (si de verdad está ahí) muchos están
poniendo sus barbas a remojar.
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