Fanatismo

 Por  René Sánchez García.

Tomé un diccionario de la lengua española y encontré que Fanático es la persona que defiende apasionadamente o de manera desmedida sus creencias u opiniones. Igual, lo es aquel que en forma bastante entusiasmada (o ciegamente, dicen otros) cree o siente admiración por  algo o por alguien. Con esta forma de ver las cosas del mundo y las nuestras estamos creando eso que se llama Fanatismo, que no es otra cosa que el apasionamiento del fanático. Luego, quien hace esa tarea se llama Fanatizador, quien por lo regular emplea un método eficaz para hacer creer son ciertas  esas creencias u opiniones. A toda esa acción se le llama Fanatizar, desde el inicio hasta el final en que la persona ya es fanática o fue fanatizada.

En la novela La forma de las ruinas, escrita por el colombiano Gabriel Vázquez (Alfaguara, 2015), define así al fanático: “Un fanático es una persona que sólo sirve para una cosa en la vida, que descubre cuál es la cosa y le dedica todo su tiempo, hasta el último segundo. Esa cosa le interesa por alguna razón especial. Porque puede hacer algo con ella, porque le servirá de instrumento para algo, porque le ayudará a conseguir plata, o poder, o a una mujer, o a varias mujeres, o para sentirse mejor consigo mismo, para alimentar su ego, para ganarse el cielo, para cambiar el mundo, etc.”. Como podemos observar, esta forma de ser o actuar de un hombre o de una mujer no necesariamente requiere de una ausencia total de conocimientos (ser inculto), igual un científico de renombre puede caer en esta tentación o cualidad humana, según sea considerado.

Vázquez nos sigue comentando acerca de este tema y dice: “A veces el fanático hace lo que hace por razones más misteriosas, razones que no entran dentro de ninguna de las categorías que nos hemos inventado. Con el tiempo estas razones se mezclan, se confunden y se convierten en una obsesión que bordea lo irracional, un sentido de misión profesional e inevitable de haber nacido para algo. De cualquier modo, esta persona se distingue por muchas cosas, pero una de ellas es clarísima: hace lo que haya que hacer. Elimina de su vida todo lo que no sirva. Si algo le sirve, lo hace o lo consigue. Sea lo que sea”.

Quienes decimos que pensamos un poco más que otros, por lo regular caemos en la tentación de afirmar que todos estos tipos de fanatismos son propios de los distintos grupos religiosos que existen a nuestro alrededor. Lo decimos cuando observamos la manera de adorar, venerar y hacer suyo, mediante la fe y la oración un conjunto de preceptos considerados divinos. Pero igual, lo podemos encontrar semana a semana, cuando frente a un televisor o pantalla digital se concentra el mismo grupo de personas para seguir paso a paso la transmisión de un partido de futbol del club América. O bien, cuando en un acto de índole político concurren miles de personas de todas las edades a aplaudir un discurso vacío, pero bastante prometedor, que los hacen sentir felices en estos tiempos tan difíciles.

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