FEBRERO 26
FEBRERO 26
Martín Quitano Martínez
La democracia significaba que todo
hombre tenía derecho a ser oído
y que las decisiones se tomaban
conjuntamente.
Nelson
Mandela
Nuevamente marcharán
ciudadanos preocupados por el rumbo al que se quieren dirigir los procesos
electorales, que son espacio fundamental del ejercicio y participación
ciudadana, para cambiarles la forma, los mecanismos y las reglas para la
disputa por las representaciones políticas y el poder, lo que pone en
entredicho la vida misma del árbitro electoral.
En sentido estricto, preocupa
la idea de democracia que tiene el gobierno actual, planteada desde la
intolerancia; democracia que hoy sufre una clara confrontación surgida del
grupo político que antes abanderó desde la oposición los logros y exigencias
que hemos conseguido, pese a represiones y durezas.
El próximo 26 de Febrero se
manifiestan los ciudadanos que ven en las acciones e iniciativas realizadas
desde el poder actual, agresiones a las instituciones y normas electorales, elementos
de distorsión que no mejoran su funcionamiento, sino que al contrario, lo
debilitan para que no funcione adecuadamente.
Ciudadanos que se reúnen en
defensa de instituciones y reglas que se han hecho parte esencial de nuestra
vida democrática, perfectible sin duda, pero que hoy por hoy cuentan con un reconocimiento
social superior a las descalificaciones que han sufrido en los últimos años.
El cúmulo de problemas nacionales
requiere de concursos amplios para su solución, donde participen los actores
políticos y públicos, asumiendo diferencias y principalmente buscando
coincidencias. Nuestros problemas profundos, complejos y ominosos, obligan a
comportamientos democráticos y de amplia convocatoria, que aseguren el mayor
involucramiento posible, sin embargo, contra toda lógica y particularmente
contra el mismo discurso esperanzador de la noche de la elección presidencial
del 2018, encontramos cerrazón e intransigencia.
Apostar por la modificación de
las reglas electorales, para minar a profundidad al árbitro electoral, claramente
implica favorecer a uno de los jugadores, al más fuerte de hoy. De consolidarse
la iniciativa gubernamental, la elección del 2024, álgida, compleja por todo lo
que representa en relevancia y magnitud, significaría una regresión democrática
al imprimir incertidumbre al proceso para dar certidumbre al resultado, cuando
lo deseable es, como diría Adam Przeworski, una democracia con certeza sobre el
proceso pero incertidumbre sobre los resultados.
En los últimos 25 años, las
elecciones en nuestro país se han caracterizado por desarrollarse como un
proceso normado, certero, que ha respaldado la alternancia política, es decir,
la incertidumbre de los resultados. Han sido años donde se fueron afinando
reglas y mecanismos incluso más allá de lo esperable y que fueron dándose sobre
acuerdos donde interactuaron actores políticos de toda índole, dando pauta para
la alternancia de forma natural, asumiéndose el reconocimiento y respeto de esas reglas
empujadas en muchos casos contra la intransigencia del modelo centralizado desde
los gobiernos.
El actual embate al INE, a las
reglas de convivencia democrática, es mucho más que la discusión de los
salarios de los consejeros, es claramente la intención de desmantelar logros de
años de luchas democráticas, que dieron soporte y capacidad al órgano electoral
y a la innegable, valiente y fundamental participación ciudadana en las
elecciones, su organización y el cuidado de los sufragios.
El Febrero 26 es la
continuidad de una lucha válida, exigiendo que se escuchen y se tomen en cuenta
las voces distintas. Porque la democracia es un edificio que construimos todos,
en el que debemos caber todos, mayorías y minorías, donde se respeta la
pluralidad y se camina en medio de las diferencias.
Por ello, no es válido insistir
en los monólogos, en la diatriba hacia los que opinen distinto; descalificar a
los que piensan diferente configura una visión autocrática, autoritaria que, de
no modificarse, avecina una tragedia que no merecemos.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
La cláusula de la “vida eterna”, ni viva, ni muerta, sino todo lo
contrario, para cuando se necesite.
twitter: @mquim1962