Especial

FELIZ NAVIDAD

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A días de la celebración de la Navidad, el rito católico anuncia que, debemos prepararnos para recibirla y con ella a Cristo Salvador. Navidad viene del latín nativitas, cuyo significado es nacimiento. Lo que se celebra, no tan sólo es una fecha, sino una temporada de fiestas que inicia con el primer domingo de adviento, el cual, en este año, ocurre el día 2 de diciembre.

Nuestro amigo, el presbítero Sotero Domínguez, titular de la rectoría de la iglesia de Guadalupe, en la homilía de esta misa invita a la reflexión sobre este acontecimiento, esclareciendo que, la palabra Adviento viene del latín adventus y quiere decir llegada, o sea, la llegada de Jesús el Redentor. Dentro de la iglesia católica, las fiestas y los símbolos que se han instituido, han transcurrido con el tiempo y son el reflejo de nuestra creencia y de nuestra esperanza, explica Sotero. La fiesta reúne, y en la unidad, refuerza la identidad en una toma de conciencia colectiva ofreciéndonos la ocasión de salir de nuestras realidades cotidianas, muchas de las cuales son dolorosas o angustiantes, siendo bálsamo ideal para mitigar todo mal. Un ejemplo de ello es la Corona de Adviento. Remata.

Sotero interrumpe la plática y se refiere a los feligreses que llevan sus Coronas; ordena que al final de la misa podrán encender las respectivas velas para llevar la luz a sus moradas. Me incomodo porque yo no llevo la mía, pero no desatiendo y sigo escuchando el mensaje.

Este domingo, damos inicio al ciclo litúrgico, que es presencia y es llegada, continúa Sotero; es el primero de cuatro, y son representados por una corona confeccionada con ramas de pino,  —el verde indica la eternidad— y cuatro velas de color morado, porque este color dentro de la iglesia católica indica tiempo de cambio. A los que llevan coronas con velas de distinto color, les explica: La primera vela en encenderse es la morada, este color indica transformación, arrepentimiento. La instrucción es que al siguiente domingo, o sea, el segundo de adviento,  encenderemos otra vez la vela morada junto con la roja. El tercer domingo de adviento, llamado también gaudete, que quiere decir alegría, y también, en modo imperativo, regocíjense, encenderemos las velas morada, roja y la rosada, ésta, es símbolo de felicidad y entusiasmo. El Señor está cerca, nos expresa.

Sotero, con la calma y el buen decir que lo caracteriza, nos menciona: finalmente el cuarto domingo, este 23 de diciembre, encenderemos la cuarta vela, o sea, la de color blanco y así, junto con las otras tres, ¡recibamos esa luz!, ¡nuestro hogar quede iluminado! y más que eso, ¡nuestra vida!. La luz de las cuatro velas, alumbran la mente y sobre todo, el corazón, siempre atento, ¡para abrir las puertas a DIOS NUESTRO SEÑOR!

Después del ofertorio, comunión, Padre Nuestro, la paz y recibido el cuerpo de Cristo, Sotero nos encomienda a la virgen María y con la respectiva bendición, anuncia que podemos ir en paz, la misa ha terminado.

Amigos, el arquitecto catalán Antoni Gaudí, diseñador del templo expiatorio de la Sagrada Familia en Barcelona, nos dejó un legado que dice: “La evidencia es a los ojos del espíritu, lo que la visión a los del cuerpo”. Vaya si tenía razón. Este servidor, aprovecha la ocasión, para desearles a todos una Feliz Navidad y que en sus casas reine la SALUD y la alegría.

¡Ánimo ingao..!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

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