FESTEJOS PATRIOS
FESTEJOS PATRIOS
Martín Quitano Martínez
X: @mquim1962
La patria es dicha, dolor y cielo de todos y no
feudo ni capellanía de nadie.
José Martí
Septiembre es el mes de los
festejos de la Independencia Nacional. El grito de la proclama independentista
y los desfiles, los actos que rodean las fiestas patrias, todo como marco de
identidad de una nación que actualmente sufre la crudeza de situaciones
dolorosamente aceptadas en una trágica “normalidad”.
También es el mes de la “unidad
nacional”, en el que se celebra a los héroes que conforme la historia oficial nos
dieron patria, más las loas que los nuevos sabios representantes del pueblo entrelazan
y modifican el suceso histórico de 1810, “actualizaciones” que en la mayoría de
los casos generan sorpresas que en muy pocas ocasiones resultan positivas.
La necesidad de realizar los
“inéditos” nuevos momentos que les obliga eso que llaman la cuarta
transformación, les lleva a manifestaciones que muestran su ignorancia
histórica, su incompetencia evidente, su oportunismo hipócrita y una falta de
sensibilidad y respeto básico hacia los espacios y símbolos de una
conmemoración nacional de gran arraigo social y cultural por generaciones.
La imagen del Palacio Nacional
con un vallado perimetral que limita el libre tránsito de las personas que
deseen participar en los festejos. Separaciones metálicas, delimitaciones y
resguardo del Palacio Nacional y del Zócalo que son los lugares emblema de la
unidad nacional. Palacios cercados, de gobiernos cerrados que son a su vez la
muestra de la derrota de las palabrerías de amor y cercanía con el pueblo
bueno. Bardas que ejemplifican su capacidad y su voluntad de diálogo. Allí
queda esa muestra mayor de cerrazón con la grosera e insensible falta de
invitación para los festejos de los otros dos
poderes del Estado representados, ¡qué barbaridad!, por dos mujeres que si no se someten están fuera, los actos son de él
que para eso es representación incuestionable del “pueblo”.
Esta actualidad que se parece
tanto a la “democracia” de sus viejos némesis que acuñaron aquello de “ni los
veo ni los oigo”. Una realidad política de peroratas “circulares” que se
establecen con el espejo y con los suyos, donde se rompe y se abandona la idea
de la concordia, para acentuar la polarización que calumnia y busca desaparecer
a los que piensen u opinen distinto. Este gobierno que desprecia profundamente la
pluralidad democrática, porque solo se siente a gusto con los adeptos
dispuestos a obedecer, con los que no mueven ni una coma.
Es el mes de una patria
bipolar e intransigente, apaleada por la soberbia oficial que solo envuelve
patriotas y antipatriotas, amigos y enemigos. Para ellos no hay más. El
reduccionismo es ofensivo, pernicioso, pero eficaz para las estrategias que se
establecen en función de un debate electoral donde la continuidad de ese
proyecto debe lograrse a costa de todo.
En medio de estos “festejos
patrios”, el dolor de un país vulnerable y ensangrentado continua. Los problemas
profundos nos atraviesan y son dolorosos. Frente a ello la falta de humildad,
el indecoroso refugio de la soberbia que desdeña la requerida unidad nacional
porque lo que le conviene es el conflicto de negros y blancos, la subordinación
a la “verdadera verdad”.
El México de ahora dista mucho
de los sueños que enmarcaron el credo de la armonía que se ofreció en prenda y acabó
al sentarse en la silla presidencial. ¡Viva México¡
DE LA
BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
En México, en el Primer
semestre 2023, una agresión a periodistas cada 16 horas.