FIESTAS PATRONALES DE SAN JERÓNIMO 2023
FIESTAS PATRONALES DE SAN JERÓNIMO 2023
Fotos y texto por Jorge Vela
De manera anual, los vecinos de los diferentes barrios de la ciudad de Coatepec elaboran ofrendas monumentales denominadas arcos, las cuales se dedican al patrono San Jerónimo y se colocan los
principales templos de la ciudad en la víspera de sus solemnidades.
La ofrenda
Los preparativos para la fiesta patronal
inician con un año de antelación, momento desde el cual cada mayordomo reserva parte de sus ingresos para sufragar los gastos de la ofrenda. A medida que la celebración se aproxima, los artesanos de cada barrio determinan los sitios donde se llevarán a cabo la recolección ritual de la materia prima y, en caso de ser necesario, planean la reposición de los troncos que fungen como soporte de los arcos. Una vez resguardados los troncos de pino o liquidámbar, se les trata para extender su vida útil.
Entrega
de las cartas de presentación en la parroquia
Durante la primera quincena de septiembre, se da principio a la fase más popular de la manufactura con el montaje de diversos talleres improvisados en la parte alta de la ciudad. A esos puntos ubicados en la vía pública, se trasladan los troncos nuevos o reutilizados, así como el carrizo previamente segado, con el propósito de armar la estructura portante.
LLos días avanzan y el diseño esbozado por el encargado, va tomando forma. Con la recepción de las cartas expedidas por las autoridades eclesiásticas, se ejecuta la recolección de la flor. Los coatepecanos conocemos por flor a los especímenes vegetales oriundos de la sierra del Cofre de Perote que, desde hace siglos, han representado un elemento insustituible en la factura de los arcos. Generalmente, el mismo día de su colecta, la cucharilla o Sotol es descargado en el barrio, y de una de las cabezas, es desprendida la fibra que, sumada a la del tencho, se confeccionará el tejido inaugural o -primera flor-. En la tarde noche, los cohetes convocan a los vecinos, amigos y autoridades religiosas, a la colocación de la primera flor y la bendición de la manufactura. Su colocación es profundamente simbólica pues marca el inicio de la fase del tejido.
Primera
flor del arco de la 3a. de Arteaga
Tras varias jornadas de duro trabajo, la noche del 28 de septiembre, en cada mayordomía, se realiza la velada de los arcos, breve ceremonia religiosa seguida de un convivio popular, que los padrinos y mayordomos ofrecen para colocar de la última flor.
Se agradece por el apoyo recibido y también se
solicita a la divinidad una procesión sin contratiempos. Las autoridades
civiles, así como otras figuras públicas, aprovechan la ocasión para visitar a
los artesanos y entregarles algunas dádivas. Grupos musicales y equipos de
sonido amenizarán los bailes populares en las calles de Arteaga, Quintana Roo,
Tlanalapa y Javier Mina. Coatepec no duerme.
La bajada
Desde hace algunos años, se ha vuelto costumbre que la mañana del 29 de septiembre, los vecinos y grupos católicos trazan una alfombra de aserrín coloreado, sobre la cual pasará el santo patrono. A medida que avanza el día, las multitudes se aproximan a los barrios para ver las ofrendas concluidas. Por la tarde, los arcos, que pueden llegar a superar los 3 metros de ancho por 9 de largo, son cargados por cientos de coatepecanos, desde los sitios de manufactura hasta el barrio de Los Carriles. Allí recibirán la bendición del párroco. Al terminar la ceremonia, la escultura de San Jerónimo presidirá la procesión, acompañada por el clero local, seguida de las escuadras de danzantes. Los trajes multicolor de los payasos, tocotines, maringuillas y los negritos son acompañados por algunos cencerreros y, por supuesto, el León de Tenchos, una figura tropicalizada del animal custodio del Doctor de la Iglesia. Los arcos, las danzas y la multitud, descenderán hacia la parroquia para presentar sus respetos a San Jerónimo. Posteriormente las ofrendas se distribuyen a sus respectivas iglesias y capillas, donde los cargadores ejecutarán las maniobras que culminen en su colocación.
En la edición 2023, se registraron:
1) el arco mayor, elaborado en el barrio de Los Carriles y colocado en la
fachada principal del templo parroquial
2) la ofrenda manufacturada en la 4ª de Hernández y Hernández, destinada a la
fachada lateral norte del templo parroquial
3) la ofrenda manufacturada en la 4ª de Hernández y Hernández, destinada a la
fachada lateral sur del templo parroquial
4) la estructura construida en la calle Anáhuac, dispuesta al acceso principal
de la iglesia del Calvario
5) la estructura floral construida en la privada de Miguel Rebolledo, dispuesta
al acceso lateral de la iglesia del Calvario
6) el arco erigido en la calle de Tlanalapa, instalado en el acceso lateral de
la Rectoría de Guadalupe
7) la ofrenda fabricada en la 5ª calle de Hernández y Hernández, consignada al
acceso único de la Iglesia de la Luz
8) la estructura montada en la 4ª calle de Arteaga, destinada al templo de los
Corazones
9) el arco infantil montado en la 4ª calle de Arteaga, destinado a la capilla
de La Cruz de Independencia.
10) la estructura montada en la 3ª calle de Arteaga, instalada en el acceso
principal de la Rectoría de Guadalupe.
11) la ofrenda realizada en la 5ª calle de Hernández y Hernández, consignada a
la iglesia de Fátima
12) ellos arcos, el monumental y infantil, elaborados en la 2ª calle de
Quintana Roo, colocado en el templo de Dolores
13) las dos ofrendas destinadas a la capilla de la
Colonia Libertad
Además, se manufacturó la ofrenda correspondiente al barrio de San Miguel, en
la calle Guillermo Prieto, la cual fue colocada la madrugada del día 29. Como
efímeras fachadas, se mantendrán por quince días en los templos. Posteriormente
se retirará y los grandes troncos serán guardados para la próxima edición.
Una tradición
centenaria
Los arcos elaborados por diversos pueblos de tradición indígena, en Puebla, Oaxaca y Veracruz, evidencia que esta práctica fue ampliamente extendida en la época mesoamericana. Bernardino de Sahagún registró que, durante el hueytocoztli, los templos se embellecían con espadañas y las casas se enramaban con acxoatl. Ambas estructuras, similares a lo que conocemos como arcos, complementaban el ornato de las efigies de los dioses y eran un rito de importancia para los diferentes estratos de las sociedades nativas.
En la generalidad, para materializar sus símbolos, las ofrendas utilizan
en la actualidad papel, semillas, flores, e incluso objetos plásticos. Pero en
Coatepec, la manufactura de los arcos de San Jerónimo tiene la particularidad
de ser profusa y eminentemente vegetal. La estructura portante está conformada
por un par de troncos de pino o liquidámbar, algunos polines de madera y una
cama de carrizo y bejuco que, en antaño, se ataban con mecate, aunque esa
práctica, en la actualidad, ha sido reemplazada por clavos metálicos y alambre.
Para el recubrimiento de la estructura se utilizan hojas, fibras e
inflorescencias que, atadas con hoja de pita o rafia, representan la parte más
vistosa de la ofrenda. Las hojas de algunas dráceas y bromelias recolectadas en
Coatepec, se aprovechan para tejer las áreas verdes.
La fibra de Dasylirion
acrotrichum que proviene de los matorrales xerófilos de San Juan de
los Llanos, conforma los detalles blanquecinos. Mientras que los elementos más
llamativos se elaboran a partir de las inflorescencias de algunos especímenes
del género Tillandsia, que se recolectan en el bosque nublado
de Tixtla, Zoncuantla o Xico, así como de los ejemplares del género Heliconia, provenientes
de la tierra caliente de Coatepec y Teocelo. Los materiales delatan la exuberancia
de los distintos niveles altitudinales de la sierra, el endemismo propio de
esta manifestación cultural y el aprovechamiento llevado a cabo por una
población local, activa y conocedora de su entorno desde hace cientos de años.