Flojitos y cooperando
Flojitos y cooperando
Rúbrica
Por
Aurelio Contreras Moreno
Muy bien tomada la medida les tiene el
presidente Andrés Manuel López Obrador a los gobernadores de la “oposición” –los
que quedan, por supuesto-, a los que al estilo mafioso, parece que les
ofreciera “plata o plomo”. Y por supuesto, lo que aceptan es la plata.
El presidente repitió este lunes el ardid que
ya había aplicado el año pasado con los mandatarios de Sinaloa y Nayarit, de
PRI y PAN respectivamente, a los que ofreció públicamente representaciones
diplomáticas una vez que en esos estados ya había ganado Morena las elecciones
de gobernador.
Ahora tocó a la ex gobernadora de Sonora,
Claudia Pavlovich, y al ex mandatario de Campeche, Carlos Miguel Aysa. Ambos
todavía priistas y en cuyos estados el Revolucionario Institucional perdió las
pasadas elecciones y, por ende, las dos gubernaturas.
Esta vez no se anticiparon los nombramientos,
sino que se anunciaron como hecho consumado: Pavlovich va al consulado de
México en Barcelona y Aysa a la embajada de República Dominicana. Ella por vía
directa y sin ninguna aduana legal qué saltar; él todavía tendrá que pasar por
la ratificación en el Senado, donde se le podría complicar.
Lo que queda claro es que a estos ex
gobernadores se les está dando un “premio” con el cual puedan continuar
vigentes en política –y en la nómina oficial-, posibilidad que su partido, el
PRI, ya no está en condiciones de garantizarles. Pero por supuesto, eso no es
gratis.
En Sonora, ganó la gubernatura por Morena un
funcionario sin logro alguno en su anterior encomienda: el ex secretario de
Seguridad y Participación Ciudadana Alfonso Durazo, quien además de haber
dejado al país hundiéndose en ríos de sangre por la violencia, enfrentó duros
señalamientos por supuestos nexos con el crimen organizado durante la campaña. Con
todo y ello, “ganó” en una entidad en la que la izquierda partidista jamás ha
pintado.
En Campeche fue todavía más obvia la jugada.
A pesar de que la dirigencia nacional del PRI se estacionó en pleno en ese
estado prácticamente toda la campaña -pues de ahí es oriundo y hasta fue
gobernador el todavía presidente priista Alejandro Moreno Cárdenas, y por esa
razón ganar por lo menos su entidad le resultaba políticamente imperativo-,
terminó alzándose con la victoria la impresentable hija de cacique priista
Layda Sansores, quien dejó botada y con múltiples irregularidades la alcaldía
Álvaro Obregón en la Ciudad de México.
No hay que ser un genio para dilucidar lo que
pasó en Sonora y Campeche. Los hilos de la traición y la operación en contra de
su propio partido de Pavlovich y Aysa son evidentes, y el “pago por los
servicios prestados” es hasta grotesco, por lo desvergonzado.
¿Tenían opción esos gobernadores? ¿De haberse
negado a apoyar a la “4t” les habrían sacado sus “trapitos al sol” o les
hubiesen instrumentado una persecución legal y política? Viendo cómo se
comporta el gobierno lopezobradorista y conociendo las mañas de varios
priistas, no sería descabellado arribar a una conclusión de esa naturaleza. Lo
que es un hecho es que los gobernadores se le “voltearon” al PRI y ya fuese por
coacción o cohecho, fueron premiados por el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador. Y no será la última vez que lo haga.
El 5 de junio de este año hay elecciones de
gobernador en seis estados: Quintana Roo, Aguascalientes,
Tamaulipas, Durango, Hidalgo y Oaxaca. El primero, gobernado por una coalición
PRD-PAN, el segundo y el tercero por Acción Nacional y los demás por el PRI.
Por lo menos en Hidalgo y
Oaxaca las cosas ya estarían decididas, pues los gobernadores Omar Fayad y
Alejandro Murat ni se preocupan por cuidar las formas ni simular su entreguismo
con la “cuatroté”. Y si la “oposición” –si aún se le puede llamar así- pierde
todas las gubernaturas, estará territorialmente desaparecida.
Así que flojitos y
cooperando, o no hay embajada.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras