Froylán Flores Cancela, al recibir la medalla «Adolfo Ruiz Cortines»
Señor Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa
Señora presidenta de la Cámara de Diputados
Ana Guadalupe Ingram Vallines
Señor presidente del Tribunal Superior de Justicia
Alberto Sosa Hernández
Señoras y señores, amigos todos:
Sean estas primeras palabras para agradecer el gesto de los integrantes de la LXIII Legislatura al conferirme la medalla «Adolfo Ruiz Cortines», a petición del doctor Javier Duarte de Ochoa, Gobernador del Estado, y reflexionar acerca de la palabra, la palabra en libertad.
Hacer aquí una fiesta a la palabra, al discurso humano, el que nos comunica, nos relaciona y también nos abre paso en el viejo objetivo de informar que viene de muy lejos y que cada generación, cada cultura, a manera de relevo, retoma como suya, porque históricamente es suya. Lo cual no deja de ser agradable bajo el entendido de que se trata de seres dedicados al quehacer, imaginación y creatividad.
Saludemos a la vida -a la que todos los días saludamos, sin faltar uno, de maneras varias- y también para remarcar una fecha relevante en nuestra memoria individual y colectiva. Si bien la libertad no es asunto novedoso, pues procede de muy atrás, ahora es cuando recupera vitalidad y vigencia en la medida que el tiempo que vivimos nos anuncia el advenimiento de tiempos diferentes en los que seguramente los medios de difusión jugarán roles centrales, acaso contribuyentes y decisivos dada la grandeza tecnológica y sus resultados en el comportamiento humano.
Comunicación, comunicación es el concepto y la obra del concepto. Comunicación para seguir siendo libres, tender puentes de comprensión que nos lleven de la mano a los acuerdos que tanto se necesitan cuando la reconciliación debería ser la obra mayor a coronar para no perder el paso y fortalecer la estabilidad social. No es posible la comunicación a secas, calcárea, estéril; es valor supremo del mundo contemporáneo para expresarnos y oírnos en la búsqueda de más aproximaciones y menos distancias.
En eso tal vez estriban la libertad de la palabra y el privilegio de ejercerla, asumirla y disfrutarla sin excesos ni atropello a nada y a nadie como nación inteligente y civilizada que somos. Qué bien que en esta parte de la geografía del país podamos celebrar la libertad de la palabra y de crítica al amparo del respeto que merece quien liderea políticamente el estado, un político joven que, con transparencia y a su estilo, enfrenta la pregunta directa en sus conferencias formales , y responde a los planteamientos ocasionales. Qué bien, igualmente, que los periodistas se muevan dentro de los márgenes que ahora permiten el cuestionamiento, la crítica apalancada con pruebas o indicios, la crítica y la fuente de la información en el lugar donde los hechos se generan, los hechos tercos siempre indesmentibles.
En cuanto al testimonio que hoy se me entrega por la representación popular veracruzana, bien pudiera ser por la constancia en mi deber en el oficio recicladamente entusiasmado de mantenerme en la trinchera modesta que me ha correspondido como observador del paso de las cosas, del peso de las circunstancias y también de las transformaciones esenciales de una sociedad ahora más cambiante y dinámica. Un cambio que, como todo suceso de la vida, veo y aspiro a analizar como militante reportero que soy y espero seguir siendo con sentido del humor sin mayores exigencias que las del anhelo de, alguna vez, saber diferenciar información de opinión, y opinión de inducción sobre todo.
Recobrar el antiguo rango y sentido de comunicador será meta inalcanzable, bien lo sé, pero sólo pensar en ello me anima, me ocupa y me mantiene alerta con la conciencia de que los días por llegar serán seguramente mejores que los hasta ahora transcurridos en un país en donde la democracia hará su parte -si todos ayudamos- para la instauración de mecanismos que hagan posible el decrecimiento de la desigualdad social en la medida en que se distribuya con equidad la renta del país.
Tiempos los actuales en que no son pocos quienes se dedican a buscar el plato de arroz con la compañía o la compañera; días también en que buscan afanosos la vía del tren del negocio fácil; días sin embargo en que se trata de fechas consagradas en las cuales ser joven es patente de corso para vivir la vida que nada cuesta… Y en Veracruz, mientras tanto, se escucha el nuevo tren que ya llegó.
Tal, también, lo avanzado en la obra que se levanta.
Muchas gracias.
3 de diciembre de 2013