FRUTSIS Y PINGÜINOS
FRUTSIS Y PINGÜINOS
Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
Arrastrado quizás por la corriente autoritaria
del régimen al que sirve, o a lo mejor porque siempre estuvo interiorizado en
su verdadero yo, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se ha “revelado” como
un violador contumaz de la legalidad.
Las dos recomendaciones seguidas que ha
recibido de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) exhiben la
manera en la que el otrora activista social, profesor de preparatoria y hasta
“payasito de los mítines” se convirtió en un ser humano agobiado por sus odios,
lo cual hasta parece que fuese requisito para formar parte de Morena.
Las violaciones a derechos humanos que el
gobierno que encabeza ha cometido y sigue infringiendo cotidianamente, serán la
marca de un sexenio sin logros ni obras de relevancia propias, que no fue capaz
ni de atender –ya no hablemos de cumplir- a lo que se comprometió en los
primeros minutos de su administración, y que optó por el autoritarismo. Ése del
que se quejaban como plañideras cuando se los dejaba sentir con dureza el
régimen priista, al que emulan como alumnos avanzados.
Lo más lastimoso es escuchar cómo Cuitláhuac
García se intenta justificar. Vacío de argumentos, es capaz de decir que su
gobierno no incurrió en violaciones a los derechos humanos en contra de una
mujer –como se lo aventó a la cara la CNDH- porque su detención no se llevó a
cabo en territorio veracruzano ni actuaron elementos de Seguridad Pública. Como
si no fuese posible saber que fueron policías ministeriales de la Fiscalía
General del Estado –que hasta donde sabemos, forma parte de este gobierno- los
que llevaron a cabo la aprehensión y a quienes se acusa de torturar y abusar
sexualmente de la víctima.
Ni qué decir del delito de ultrajes a la
autoridad. Desde sus infantiles excusas para usarlo como arma para reprimir a
la población y encarcelar a sus antagonistas políticos, hasta los excesos en
los que incurre al acusar de “defensores de criminales” a quienes en su
legítimo derecho exigen su derogación –que también pidió la CNDH-, García
Jiménez se hunde en un descrédito que parece no querer ver, como suele pasarle
a la mayoría de los políticos carentes de madurez y capacidad para enfrentar y
no perder el piso ante las veleidades del poder, que creen será eterno.
En la misma sintonía de todo el morenato, en
Veracruz cualquier ordenamiento jurídico que les estorbe en sus objetivos y
prejuicios es susceptible de ser ignorado, pisoteado. Incluso aun cuando haya
sido aprobado por Morena mismo, como la prohibición constitucional de hacer
promoción de logros y obras –la dichosa “veda electoral”- durante el tiempo que
dure la campaña de participación en la consulta de revocación de mandato ¡que
promueve el mismo régimen!
Cínicos hasta la médula, los gobernadores “4t”
–Cuitláhuac García incluido- publicaron un desplegado en “apoyo” al presidente
López Obrador en el que destacaron ¡los “logros” y “obras” del gobierno! Y
cuando la autoridad les hace ver su conducta ilegal y les exige eliminar la
publicación, se enojan, niegan haber cometido la transgresión que todo el mundo
vio y acusan al árbitro de ser “faccioso”.
En el colmo, ante los hechos violentos que no
dejan de sacudir al estado de norte a sur, Cuitláhuac y sus secuaces se atreven
a hablar de “hechos aislados” y que en ciudades como Xalapa “se respira
tranquilidad” en medio de ejecuciones y asaltos a mano armada, mientras en el
resto de la entidad las cosas van “mejorando” y prueba de ello es que ya no se matan
a balazos, solamente los ahorcan porque ya “les quitaron” las armas a los
delincuentes.
Únicamente les faltó decir que en Veracruz ya
solo se roban “frutsis y pingüinos”.
Palabrería
Si al morenato realmente le importara el
interés público que entraña el periodismo, se ocuparía por garantizar que se
ejerza con libertad y seguridad en este país, donde los asesinatos de
comunicadores no paran. Y si el tema fuese verdaderamente la transparencia,
podrían comenzar por explicar bajo qué criterios a La Jornada –que dirige una
comadre del presidente- le dieron 185 millones de pesos durante 2021, solo por
debajo de lo pagado a Televisa por el gobierno “que ya no derrocha en los
medios”.
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