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¿FUERTES DOLORES DE CABEZA? NO LOS MINIMICE

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¿FUERTES DOLORES DE CABEZA? NO LOS MINIMICE

 

Ricardo Israel Sánchez Becerra                   

Agencia Reforma

 

Ciudad de México 30 marzo 2025.- A sus 61 años, Carlos Cordier Pérez se mantenía activo yendo al gimnasio y practicando senderismo los fines de semana. Hasta que aparecieron los dolores de cabeza.

 

 Primero fue uno cada tres o cuatro días, y de intensidad leve, en realidad. Pero luego comenzaron a ser más frecuentes, y también cada vez más dolorosos.

 

 «Eran episodios de 14, 15 segundos, pero me dejaban prácticamente inmovilizado, con un dolor muy fuerte», cuenta en entrevista remota Cordier, quien vive en Monterrey y es director en una empresa de autoservicio.

 

 Una vez que el dolor pasaba, él seguía con sus actividades como si nada. Sin embargo, síntomas adicionales surgieron: «Se me cerraba un poquito el campo de visión, y empecé a cojear de la pierna derecha, la empecé a arrastrar un poquito», relata Cordier, que, acaso negándose a reconocer lo peor, pensaba que podía deberse al envejecimiento.

 

 «En fin, uno se crea los pretextos», dice el hombre de hoy casi 65 años, cuya esposa notó que también comenzaba a tener problemas de memoria.

 

 Cuando los incapacitantes dolores de cabeza le hicieron ir al médico, una tomografía computarizada finalmente reveló la causa de todo esto que le aquejaba.

 

 «Era un adenoma, un tumor de hipófisis de 7 centímetros lo que estaba afectando tanto la parte óptica, estaba dañando lo que le llaman el quiasma óptico (parte del cerebro donde se cruzan los nervios ópticos), y estaba dañando también otras funciones como poder caminar y, obviamente, provocaba los dolores de cabeza muy, muy fuertes.

 

 «Era un tumor un poquito alargado que estaba creciendo hacia la parte de los nervios ópticos, entonces estaba empezando a deformarlos, y eso es lo que provoca que empieces a ver mal», prosigue Cordier. «Te pone en un riesgo de ceguera, pues va creciendo, va invadiendo los nervios ópticos, y te impide ver correctamente».

 

 El neurooftalmólogo Misha Pless, parte del equipo multidisciplinario que atendió a Cordier en la Clínica Mayo, en Jacksonville, Florida, expone que, además de los problemas de visión, uno de los principales riesgos de los tumores en la glándula pituitaria -como también se conoce a la hipófisis- es el desajuste hormonal.

 

 «La glándula pituitaria es el cuartel general donde se dominan todas las otras glándulas del cuerpo. Por ejemplo, la glándula tiroides, la glándula adrenal; las glándulas hormonales del sexo también están controladas ahí. Y hay tumores de la pituitaria que comprometen la función hormonal del cuerpo, y pueden tener consecuencias muy graves, muy, muy serias», remarca el especialista.

 

 En el pasado, detalla Pless, un tumor de este tipo se removía por medio de una craneotomía: «Se cortaba el cráneo y se levantaba, se levantaban también los lóbulos frontales, y debajito de los lóbulos frontales se entraba con instrumentos especiales para tener acceso a la glándula pituitaria», ilustra el también especialista en neurología.

 

 Actualmente, gracias los avances en la instrumentación para microcirugía, como el uso de la endoscopía, los médicos pueden resolver un problema como el de Cordier con una hipofisectomía transesfenoidal, un procedimiento mínimamente invasivo que permite extirpar tumores de la hipófisis a través de la nariz.

 

 «Se hace una endoscopia a través de la nariz, que entra directamente hasta el lugar donde se encuentra el tumor, y se saca el tumor, así, se lo corta y se lo saca por debajo», resalta Pless, sin dejar de reconocer que se trata de una operación muy delicada que no cualquier neurocirujano puede realizar, sino que se requiere de un entrenamiento especializado.

 

 En una primera intervención, realizada en noviembre de 2021, los médicos encabezados por el neurocirujano Alfredo Quiñones Hinojosa removieron 85 por ciento del tumor en la hipófisis de Cordier; algunos meses después, en marzo de 2022, sacaron el resto.

 

 «Y prácticamente a las seis semanas estaba yo de regreso en el trabajo, aunque al principio hubo que ir retomando el ritmo poco a poco», comenta quien también pudo eventualmente reincorporarse a sus actividades cotidianas, incluido el senderismo que practica en el Parque Ecológico Chipinque.

 

 A raíz de esta sensible experiencia, la cual le ha dejado algunas secuelas, Cordier tiene una valiosa lección para compartir: «No minimizar los síntomas, siempre darle la importancia a la salud».

 

 «Es fácil inventarse cualquier pretexto, y decir: ‘Se me va a quitar’, pero a veces se requieren muchos más análisis y estudios. (…) Afortunadamente, creo que me atendí exactamente 2 minutos antes de que pudiese ser una situación que me llevase a perder la vista. Entonces, mi única recomendación es: No ignores las señales de tu cuerpo, sobre todo si eres padre de familia, creo que tienes que tener ese nivel de responsabilidad».

 

 El doctor Pless estima que estos tumores se presentan en una de cada 5 mil personas, con el riesgo de que pueda no haber síntomas, o que la gente sencillamente ignore los cambios en su salud; «pueden crecer a tamaños descomunales si uno no se da cuenta», advierte el neurooftalmólogo, precisando que no siempre requieren de intervención quirúrgica.

Atienda estas señales

 Personas afectadas por un tumor en la glándula pituitaria suelen tener problemas como:

 

 – Dolores de cabeza nuevos

 Pueden ser de un solo lado de la cabeza, además de frecuentes y muy intensos.

 

 – Cambios en la visión

 Pérdida del campo visual periférico, pero también de la visión central e incluso de los colores.

 

 – Alteraciones hormonales

 La hipófisis puede verse limitada para producir hormonas, lo cual propicia varios síntomas:

 

 *Cansancio o debilidad

 

 *Falta de energía

 

 *Disfunción eréctil y disminución del deseo sexual

 

 *Cambios en los ciclos menstruales

 

 *Náuseas

 

 *Sensación de frío

 

 *Pérdida o aumento de peso de forma no intencional