Cinergia

GAME OF THRONES, EPISODIO FINAL – ‘THE IRON THRONE’

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Por: Pablo Contreras Sánchez

 

ADVERTENCIA: ESTA RESEÑA CONTIENE SPOILERS

 

‘¿Qué hace un buen final?’, es una pregunta que atormenta a prácticamente todos los escritores, aún los más veteranos. Los finales son difíciles; algunos empiezan a escribir su historia con uno en mente, mientras otros prefieren encontrarlo en el camino, por lo que cada escritor responderá de manera diferente a esa pregunta. Si bien, algunos argumentan que no existe una fórmula secreta para escribir un ‘buen final’, así como el hecho de que estos varían dependiendo de la historia, lo cierto es que un final satisfactorio es la suma de varios factores, que incluyen: atar todos los cabos sueltos de la trama, resolver la pregunta central dramática de la historia, reforzar el discurso (O premisa dramática) de la obra y por supuesto, cerrar con broche de oro el desarrollo de los personajes.

 

De hecho, no ha pasado ni un mes desde que el mundo entero fue testigo de ‘Avengers: Endgame’, la cual, si bien, no es el final definitivo del Universo Cinematográfico de Marvel, sí concluye un ciclo de historias contadas a lo largo de once años, y por lo visto, la mayoría concuerda en que lo hizo de manera satisfactoria. En pocas palabras, ya nos dimos cuenta de que sí se puede. Pero no estamos aquí para volver a hablar de ‘Endgame’, sino para discutir el episodio final de ‘Game of Thrones’, el cual fue emitido una hora atrás (A partir del momento en que estoy escribiendo esto) y a juzgar por las primeras reacciones que he visto en línea, la gente parece no estar contenta con él, o en el mejor de los casos, se encuentra bastante dividida al respecto, que es donde yo mismo me encuentro. Pero para entender el por qué, tenemos que ir por partes.

 

Empecemos por recapitular: el episodio arranca con el pie derecho, mostrando a Tyrion, Jon y Ser Davos lidiando con las consecuencias de la masacre en Desembarco del Rey. Se trata de un sólido inicio, y

 

aspectos como la cinematografía, diseño de producción, sets, vestuario, los efectos especiales, y la increíble música de Ramin Djawadi, nos permiten apreciar el apartado técnico como la única constante a lo largo de estas ocho temporadas. Momentos dignos de mención incluyen a Tyrion hallando los restos de Cersei y Jaime bajo los escombros de la Fortaleza Roja en una emotiva escena (La cual, por cierto, funciona como una representación visual de los fans viendo en lo que se convirtió el programa, lo que sea de cada quien), las calles de Desembarco del Rey cubiertas con ceniza, que más bien parecen nieve (El invierno acabó llegando, pero no de la manera que pensábamos) y Dany caminando con las alas de Drogon extendiéndose detrás suyo, justo antes de dar un impactante discurso, en el cual promete a su ejército de Inmaculados y Dothraki que la guerra por liberar Poniente apenas comienza.

 

Después de su discurso, Tyrion se acerca a Daenerys y renuncia a ser su Mano. Dany ordena que se le encarcele para más tarde ejecutarlo. En su celda, Tyrion intenta disuadir a Jon de que deje a un lado su amor por Daenerys para ver en lo que se ha convertido, dándole a elegir entre acabar con ella, o permitir que más sangre inocente sea derramada. En la siguiente escena, Dany finalmente ve cumplida su visión de ella caminando frente al Trono de Hierro. Cuando Jon llega a la sala del Trono, Dany lo invita a que gobiernen los Siete Reinos juntos, pero él hace la decisión más difícil y acaba clavándole una daga al corazón. Drogon interviene, y al darse cuenta de que fue la ambición por el Trono lo que realmente mató a su madre, decide quemarlo. Finalmente, Drogon toma el cuerpo Daenerys y se lo lleva volando, hasta desaparecer entre las nubes.

 

Semanas más tarde, Tyrion, aún prisionero de los Inmaculados, es llevado ante los lores y ladies de Poniente para intervenir en el nombramiento de un rey. Tyrion propone una oligarquía, que anule el derecho de trono al nacer, y donde los y las cabezas de cada casa se reúnan para nombrar un nuevo monarca cada que sea necesario. El primero de ellos: Bran Stark, a quien Sansa propone que permita al Norte permanecer independiente de la corona, lo cual él acepta. Bran rápidamente nombra a Tyrion su Mano, y juntos llegan a un acuerdo con los Inmaculados de dejar vivir a Jon, enviándolo de regreso a la Guardia de la Noche, donde pagará por sus crímenes a modo de cadena perpetua.

 

En cuanto al resto de los personajes, Arya expresa su interés en irse lejos de Poniente, más allá de donde terminan los mapas a descubrir nuevos mundos; Brienne termina de escribir la historia de Jaime en un libro sobre los caballeros de Poniente; Sam presenta las crónicas de lo acontecido en toda la serie como ‘Canción de Hielo y Fuego’ a Tyrion y los maestres (Incluyendo a Bronn), previo a una cómica reunión donde éstos deciden si van a darle prioridad a la reconstrucción de naves o burdeles; Sansa es nombrada Reina en el Norte (El suyo fue quizá el final más satisfactorio de todos los personajes), y finalmente, Jon llega con la Guardia de la Noche, donde acaricia a Ghost (!!!) y acaba uniéndose a Tormund y los  Salvajes en su viaje hacia el Verdadero Norte.

 

Ahora bien, ¿qué de lo anterior pertenece a un final satisfactorio? Para empezar, el episodio ata la mayoría de los cabos sueltos de toda la serie, o lo hace, al menos, con las tramas y subtramas en las que participaron los personajes que llegaron vivos al final. Algunas, como las de el Príncipe de Dorne o el Señor de la Luz, acabaron como un callejón sin salida, lo cual es un síntoma más de los guionistas quedándose sin material qué adaptar, pues claramente, George R. R. Martin tiene planes para dichas tramas en los últimos dos libros de la serie, los cuales aún se encuentra escribiendo. Sin embargo, y para quienes consumen el universo de ‘Game of Thrones’ únicamente en la pantalla chica, dichas tramas podrían ser retomadas en las ya anunciadas series derivadas que HBO está preparando (Se ha confirmado, por ejemplo, que una de ellas estará enfocada en los Niños del Bosque).

 

La pregunta central dramática de ‘Game of Thrones’, por muy complicada que llegara a parecer la trama, es de hecho bastante simple: ‘¿quién ocupará el Trono de Hierro?’. El episodio aptamente titulado ‘The Iron Throne’ finalmente dio respuesta a la pregunta que estuvo en nuestras cabezas durante ocho años, y se  trata  de  nadie  más  y  nadie  menos  que  Brandon  Stark.  Una  decisión  inesperada,  sin  duda.

¿Controvertida? Por supuesto, pero… ¿por qué exactamente? Pues bien, el hecho de que Bran acabe en el Trono de Hierro no es algo completamente inverosímil; después de todo, las razones que dio Tyrion a los lores y ladies fueron lo suficientemente convincentes como para persuadir a todos de nombrarlo rey, y  las

 

cuales, por cierto, van de la mano con el discurso o premisa dramática de la serie, la cual postula que las historias son aquello que nos mantiene unidos a pesar de nuestras diferencias. Bran es el Cuervo de Tres Ojos, lo que lo convierte en una especie memoria colectiva andante que trae consigo todas las historias pasadas, presentes y futuras de los Siete Reinos. Ahora, el hecho de que Bran acabe en el Trono no es satisfactorio porque él nunca lo buscó. No fue, a menos que me haya perdido de algo, uno de sus objetivos, o algo que él hubiese querido jamás. De hecho, en cierta ocasión le escuchamos decir que al convertirse en el Cuervo de Tres Ojos, él había trascendido todo y a todos. ¿Por qué entonces aceptó gobernar Poniente? Sí, David Benioff y D.B. Weiss invirtieron las expectativas de todos al darle el Trono a quien menos sospechábamos, pero lo hicieron sin pensar en el tipo de desarrollo de personaje que le da sentido a giros como este, lo cual fue, en retrospectiva, un problema constante durante las dos últimas temporadas de la serie.

 

Pero ya que entramos en materia, repasemos el último criterio de lo que constituye un final satisfactorio: cerrar con broche de oro el desarrollo de personajes. Su importancia reside en que hemos acompañado a estos personajes durante tanto tiempo, que se han vuelto como parte de nuestra familia, de nosotros incluso. En ellos reside la lealtad del público, y faltarles el respeto, es faltarnos el respeto a nosotros, y en el caso de ‘Game of Thrones’, un final ‘satisfactorio’ era mucho más difícil, dado que su gran número de personajes asegura que no todos nos vimos identificados con, o atraídos hacia los mismos. Por ello es que algunos vieron el giro de la semana pasada, donde Daenerys finalmente cedió a la presión y se convirtió en la Reina Loca, como un suceso justificado, mientras otros tomaron ofensa con el hecho de que un personaje en el que se vieron reflejados durante ocho años fuera, de repente, la villana de la historia, o simplemente protestaron lo súbito del cambio en su manera de actuar. Por ello es que algunos protestaron las circunstancias en las que murieron Cersei y Jaime Lannister, dos de los personajes más queridos y mejor desarrollados de la serie, mientras otros percibieron el deceso de ambos personajes como correcto, o hasta poético.

 

Ahora, la clave de un buen desarrollo de personajes tampoco es algo del otro mundo, basta con entender que un arco narrativo implica que tus personajes deben acabar en un lugar diferente, física, moral y hasta espiritualmente, a donde estaban al inicio de la historia. si nuestro protagonista era, por ejemplo, granjero en un planeta desierto con sueños de vivir aventuras al principio, para el final, lo que esperamos es ver a dicho granjero convertido en un héroe que vivió una gran aventura y se prepara para muchas más. Si nuestra protagonista era una guerrera amazona con la promesa de derrotar al dios de la guerra al principio, lo lógico es que al final consiga su cometido, y como resultado de su odisea, haya descubierto su verdadero poder. Las historias nos inspiran a tomar riesgos, crecer y ser mejores.

 

En el caso de un servidor, ciertas decisiones en torno al desarrollo de los personajes, sobre todo Daenerys y Jon, las tomé inicialmente como algo positivo, pero conforme más pensaba en ellas, más problemas encontraba, o viceversa: sí, Daenerys iba encaminada a convertirse en aquello que juraba destruir, pues en algún momento, su búsqueda por el Trono acabó consumiéndola por completo, pero después me di cuenta que un giro de ese calibre merecía, por lo menos, un par de episodios más que desarrollaran mejor el conflicto interno de Khaleesi, para que su caída al lado oscuro se sintiera como un suceso verdaderamente trágico, y no como algo súbito y discorde. También, se puede argumentar que el hecho de que Jon Snow acabara en la Guardia de la Noche es absurdo, ya que físicamente volvió a mismo punto donde empezó su viaje; no obstante, moral y espiritualmente, lo hizo siendo un hombre roto, lo cual le motivó a tomar la decisión final de cabalgar con Tormund y los Salvajes más allá del muro, quizá en un intento de honrar sus memorias felices con Ygritte, o simplemente huyendo de un continente que ya no lo quiere.

 

Por lo tanto, al final, no tenía sino sentimientos encontrados respecto a este final, pero en medio de ellos, concluí que el error de Benioff y Weiss fue rechazar la oferta inicial de HBO de realizar diez temporadas en vez de ocho, ya que se nota, lo que acabaron haciendo fue condensar la trama y el desarrollo de personajes de dos temporadas en una de seis episodios. Porque en teoría, que Daenerys muriera como una tirana por la mano del amor de su vida, que Jon Snow regresara a la Guardia de la Noche, e incluso que Bran se quedara con el Trono, son cosas que deberían impactar y conmovernos, pero más bien acabaron

 

confundiéndonos. La semana pasada, Disney anunció que Benioff y Weiss serán los encargados de escribir y dirigir una nueva trilogía de ‘Star Wars’, lo cual prácticamente explica por qué tenían tanta  prisa de acabar esta serie. Supongo que sólo nos queda encomendar a George R. R. Martin a los dioses antiguos y los nuevos, para que termine de escribir sus libros algún día, y así podamos conocer el verdadero desenlace de esta gran historia.

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