Pedro Peñaloza

Gobierno desaparecido

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Pedro Peñaloza



Entre un Gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente,

 hay una cierta complicidad vergonzosa.

Víctor Hugo.

1. Desaparecidos. Para los desmemoriados. Ahora resulta que diversas personas y organizaciones se preocupan por los desaparecidos, aunque muchos de ellos intelectuales orgánicos y oportunistas no movieron un dedo por los desaparecidos que provocó la llamada guerra sucia post sesenta y ocho. Recordemos que a partir del primer quinquenio de 1970 se recabaron datos y testimonios que permitieron contabilizar para 1979 a 500 ciudadanos y niños secuestrados término que me parece más adecuado, por las fuerzas policiacas del Gobierno mexicano. En efecto, mediante la brigada blanca organismo creado en la administración de López Portillo, integrada por elementos de la Dirección Federal de Seguridad, de la Policía Judicial Federal, de la Policía Judicial Militar, la Policía Judicial del Distrito Federal y por algunos elementos de policías locales, la cual se encargó de perseguir, detener, torturar y asesinar a hombres y mujeres presuntamente vinculados a grupos de guerrillas urbanas y rurales.

Para fines de los setenta, exactamente el 10 de diciembre de 1979, se creó el Frente Nacional Contra la Represión FRCR, organización frentista que agrupó a representantes de tres partidos PSM, PRT y PMT, y decenas de organizaciones estudiantiles, populares de distintos signos ideológicos, con la presencia muy destacada del Comité de madres y familiares de los desaparecidos políticos, cuya cabeza visible era Rosario Ibarra de Piedra. En aquellos tiempos, los pseudo intelectuales y pseudo académicos permanecieron en su mayoría al margen de esta lucha, muchos de ellos estaban enchufados a las ubres del Estado y no querían disgustar a sus jefes. Las movilizaciones de la época fueron en un contexto de hostigamiento policial y presiones múltiples, personales y colectivas. Se logró rescatar con vida a un puñado de secuestrados que permanecieron en el Campo Militar número uno y en cárceles clandestinas. Algunos de ellos fueron diputados y actualmente militan en organizaciones políticas y sociales, otros viven en el anonimato. Los más, nunca fueron liberados y seguramente fueron asesinados. Quienes hoy se visten de defensores de los derechos humanos estuvieron del lado del régimen, tácita o explícitamente. La hipocresía cabalga de nuevo.

2. Miles y pocos se sonrojan. El Gobierno admitió hasta agosto de 2014 desconocer el paradero de más de 22 mil personas denunciadas como extraviadas desde el 2006. La cifra se escribe fácil, pero es monstruosa. Miles de personas desaparecidas en un régimen civil y democrático que, podría describir a un Gobierno militar, pero no, la clase dominante y los teóricos liberales presumen la estabilidad y el sufragismo mexicano como elementos que lo alejan de las dictaduras suramericanas, pero ¿cómo explican los adoradores de los cambios cosméticos que desaparezcan 22 mil ciudadanos? No lo pueden comprender, su esquema sólo ve urnas electorales, estabilidad macroeconómica, presencia parlamentaria, flujos de capitales y militares sustituyendo policías. No más.

3. El desdén como ejercicio republicano. Después de la sumatoria de violaciones a los derechos humanos de varios miles de personas, el Gobierno peñista de la misma matriz del que reprimió y desapareció a cientos pretende expresar un gesto de preocupación, al plantear la aprobación de una muy tardía, Ley General Sobre Desapariciones Forzadas, y al mismo tiempo unificar las cifras acerca de las personas ausentes. Terrible: el Gobierno moderno, no sabe cuántas personas han sido privadas de su libertad, pero eso sí, se regodea de su participación con los países de la OCDE. ¡Patéticos! Y, por cierto, los años pasan, los dolores perduran, pero hasta abril del año pasado no había ningún reporte de personas condenadas judicialmente por desapariciones forzadas. La náusea.

pedropenaloza@yahoo.com

Twitter: @pedro_penaloz

 

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