OpiniónPedro Peñaloza

GRANADAS EN LA UNAM

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GRANADAS EN LA UNAM

Pedro Peñaloza

“Todo lo que se ignora, se desprecia”.

Antonio Machado

 

Desde siempre la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido blanco de múltiples ataques. Los métodos cambian, pero todos con un sólo fin: controlarla. Diversos episodios históricos se vivieron para conseguir y defender su autonomía, algunos violentos y sangrientos. El poder público no concibe a una masa de estudiantes y profesores al margen de su hegemonía.

Ha habido de todo: rectores y funcionarios abyectos al gobierno en turno, proliferación de grupos de choque para amedrentar y evitar la organización libre de estudiantes, provocadores al servicio del mejor postor, rectores dignos, profesores estoicos, movimientos estudiantiles coherentes y defensores de las mejores causas fuera y dentro del campus universitario. Un ejemplo de dicha visión primitiva es el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, quien aduciendo que el movimiento estudiantil de 1968 tenía objetivos “comunistas”, ordenó la toma militar de las instalaciones de Ciudad Universitaria el 18 de septiembre de ese año.

Ahora, un gobierno disfrazado de izquierda encabezado por López Obrador ha desarrollado una permanente campaña contra la Universidad, con el grotesco pretexto de que se “derechizó”; claro, visto desde su supuesta “superioridad moral”. Una comunidad de cientos de miles de estudiantes y profesores no puede orientarse por un sola visión ideológica o política. La riqueza de la UNAM es la libertad de cátedra, la diversidad y el debate. Es la oposición al pensamiento único, que hoy defienden desde Palacio.

En el fondo, los ataques de AMLO reflejan su animadversión a los organismos plurales y autónomos, aquellos que deciden el quehacer sin pedirle permiso al Tlatoani. La práctica despótica la ha demostrado con los ataques al INE y al INAI. Frente a la próxima designación de rector en noviembre, la pradera está seca para provocar un clima de confusión que pueda complicar el proceso.

Por lo pronto, ya se lanzaron dos granadas simbólicas de distinta dimensión: la primera fue el intento de tomar la Facultad de Derecho el día del informe de su director, Raúl Contreras Bustamante; la segunda granada, es la campaña de carteles contra Lorenzo Córdova en la misma sede universitaria. Signo típico de fascistas encubiertos de izquierdistas.

Si la bandera que se plantea como detonante para una posible movilización al interior de la UNAM es la necesidad de cambiar el método para designar al rector y autoridades. Muy bien, no hay problema, que todo se discuta, pero eso lo deciden libremente los universitarios, no necesitamos consignas de un déspota y sus epígonos. Seguramente faltan más granadas y otros artefactos, incluidas las agresiones físicas. Ya vivimos experiencias con esos métodos. Cuidado.

@pedro_penaloz