GUARDAR SILENCIO ANTE LA VIOLENCIA ES NORMALIZARLA
GUARDAR SILENCIO ANTE LA VIOLENCIA ES NORMALIZARLA
· Guadalupe Barrena
Nájera, Miriam Camacho Valladares y Dámaso Morales Ramírez comentaron al
respecto en ocasión de las actividades por el 25N, Día Internacional para la
Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Ciudad Universitaria, CDMX
2 diciembre 2024.- La violencia se construye, no sucede por “generación
espontánea”; sus manifestaciones son cada día más diversas, globalizadas y
tecnologizadas. Para afrontarla y erradicarla, hay que aceptar que es un
problema de salud pública y atender sus señales de forma multidisciplinaria,
afirmó Miriam Camacho Valladares.
Ante la titular de
la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la
Violencia de Género de la UNAM, Guadalupe Barrena Nájera, la jefa del área de
Atención Psicológica a Víctimas de Violencia de Género, de ese órgano, también
señaló que donde existe una relación interpersonal puede haber ese
comportamiento negativo.
En ese sentido, puntualizó Camacho Valladares, cada persona debe realizar una
revisión y marcar una diferencia en las que establece, ya sean emocionales,
familiares, laborales o profesionales; así podremos dejar de percibirla como
“normal”.
Lo importante no es tener una definición, sino conciencia de identificar cómo
ejercemos la violencia, hacia quién; cómo los otros la aplican hacia nosotros,
cómo la observamos y qué reacciones tenemos ante ello, destacó en la
conferencia Prevención de la Violencia de Género en la UNAM: desafíos y
soluciones.
En ocasión de las actividades por el 25N, Día Internacional para la Eliminación
de la Violencia contra las Mujeres, en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales (FCPyS), la ponente diferenció la agresión de la violencia; la primera
se refiere a expresiones conductuales observables, medibles y registrables que
tienen un fundamento biológico para sobrevivencia, defensa y ataque por competencia
biológica.
En cambio, la segunda es el uso deliberado de actitudes de poder; son
manifestaciones emocionales (verbales, físicas, etcétera) con el objetivo de
causar daño. Se trata de modelos aprendidos e imitados; genera una fractura en
la percepción de seguridad de una persona, la cual va más allá de la afectación
de la víctima directa, ya que se altera todo su entono emocional, familiar,
etcétera.
Abundó que es una conducta, actitud o presencia como testigo (silencioso o no)
que involucra dolo, planeación, intención focalizada y que tiene la finalidad
de dañar, causar dolor, desestabilizar o devaluar a una persona o grupo, de
forma inmediata o a mediano o largo plazo.
De acuerdo con sus afectaciones son: física (manazos, patadas, pellizcos, aventones,
jaloneos); emocional (palabras altisonantes, miradas lascivas, sobrenombres,
señas, muecas); social (discriminación, rechazo); económica; académica (burla
por rendimiento); laboral (castigos no merecidos, etcétera); y sexual.
Para Camacho Valladares al quedarse en silencio cuando se vive o se observa una
experiencia de esa naturaleza se estaría colaborando con ese acto y ayudando a
concebir que la violencia es normal. Esta se recibe o se ejerce y también se
puede fomentar. Por ello, hay que hacerla visible.
Hacia mejor convivencia
Guadalupe Barrena mencionó la máxima voluntad de coordinación, colaboración y
de engarzar esfuerzos y recursos para que las personas que siguen
experimentando actos de ese tipo tengan a su alcance las herramientas que la
Universidad en su conjunto ha dispuesto para que puedan ser atendidas.
El compromiso institucional por erradicarla articula la operación de distintas
instancias. La actuación fluida de numerosas manos que intervienen en estos
asuntos permite dar atención y cauce a los planteamientos que las personas
necesitan hacer llegar a las autoridades universitarias. “Percibo que la
confianza de la comunidad en ellas para hacerles saber las experiencias que
viven en este tema se ha incrementado en los últimos años”, expresó.
En la sesión moderada por Mónica Amilpas García, de la Unidad de Género de la
FCPyS, Dámaso Morales Ramírez, secretario General de la entidad, reconoció:
aunque hay avances, la tarea es todavía gigantesca en este ámbito. “En términos
de educación y sensibilización hay mucho por hacer”.
Por ello, anunció que se dotará a dicha instancia de más herramientas y mayor
visibilidad, se fortalecerán protocolos y el acompañamiento, de tal manera que
“podamos ser una comunidad sana, donde nos respetemos, libre de cualquier tipo
de violencia, donde podamos convivir y podamos avanzar en nuestra
profesionalización”.
FUENTE: UNAM