Gutiérrez, con el “palomazo” de AMLO, despega; va solo por la gubernatura
Gutiérrez, con el “palomazo” de AMLO, despega; va solo por la gubernatura
Por Edgar Hernández*
Luego
de confiar el pasado fin de semana a su equipo cercano reunido en Coatepec, que
fue Mario Delgado, máximo dirigente de Morena, quien asumió el compromiso de llevarlo
a la gubernatura de Veracruz-2024, tras convencer a López Obrador, el diputado
pluri, Sergio Gutiérrez Luna no para.
Desde
el 26 de septiembre pasado -ya con el “palomazo” del gran elector- y después de
no pararse en Veracruz por lustros, inició su periplo en pos del máximo cargo
de elección popular en Veracruz, con todo el apoyo del centro, el patrocinio
del Congreso de la Unión y la más amplia disposición hacendaria de Morena.
Asimismo,
el aparato puso a sus pies a las rémoras desleales del PRI estatal que solo
juegan con el vencedor o con quien les da dinero, también a los paniaguados del
Verde y los inconformes de Morena-Veracruz que no resultaron beneficiados por
Cuitláhuac García.
Gutiérrez
Luna, la esfinge de Morena, trae recursos.
Patrocina
reuniones multitudinarias en cada lugar donde para; paga salones y banquetes a
periodistas, políticos de todos los signos y sectores de la política y la
sociedad.
Trae
la talega llena.
La
idea es mantener el ritmo aun cuando faltan 20 meses para la renovación
gubernamental.
Trae
asimismo la consigna de mantener a raya a Ricardo Ahued; dejar que Rocío Nahle
se caiga solita -sea por Dos Bocas o porque no llegue Claudia Sheimbaum- y que
Cuitláhuac García siga pensando que es el gran elector.
Aun
cuando no han tenido encuentro alguno el gobernador y el aspirante, quien es
diputado y presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de diputados por un año,
ello lo tiene sin cuidado ya que viene etiquetado y patrocinado del centro.
Su
relación personal y algo más, que guarda con el dirigente nacional de Morena,
Mario Delgado, quien no comulga con Cuitláhuac y juega con Marcelo Ebrard, es
su más importante capital.
Este
grupo moreno ve, punto más que imposible, que la Sheimbaum, llegue a la
candidatura presidencial y sí que sea posible alcanzar una alianza con el líder
del Senado, Ricardo Monreal, otro de los aspirantes presidenciales para así
poder negociar Veracruz.
Sergio
Gutiérrez Luna, el “gutierritos veracruzano”, carga con un pasado ominoso, pero
ello no le representa el más mínimo obstáculo para llegar a la primera
magistratura de la tercera reserva electoral del país, Veracruz, máximo interés
de Ebrard.
En días pasados dábamos cuenta en este mismo espacio
que poco le ha
importado al presidente López Obrador el 90% de la no honestidad del aspirante,
quien carga un cuestionado pasado panista en su larga permanencia en Sonora
donde el gobernador Guillermo Padrés -quien terminaría en la cárcel- le llena
las alforjas.
Y
sin descuidar su ADN político, Gutiérrez, al más viejo estilo priista, promete
desde Minatitlán, su presunta tierra donde ese oriundo, 8 mil millones de
aumento presupuestal a Veracruz -como si tuviera el dinero en la bolsa- y que
buscaría que se reclasifiquen zonas de Veracruz para que haya un pago justo de
las tarifas de electricidad a sabiendas de que la propia Nahle impedirá tal
acción.
El,
sin embargo, sin confrontarse, es optimista.
Este
tramposo, que muy probablemente gobierne Veracruz del 2024 al 2030, días atrás
llegó a la conquista de Xalapa para prometer libertades ante la prensa que, por
supuesto, no cumplirá y para hablar de futuras grandezas imposibles de alcanzar
bajo el mando de Morena.
En
realidad, placearse es parte de su protocolo político.
Venir
a prometer -cosas inalcanzables o verdades a medias- como parte de una
estrategia.
Gutiérrez,
como bien afirma el documentado columnista Mussio Cárdenas Arellano, a quien
recién citamos y que regresamos a la memoria, “Pacta con la derecha y con la izquierda, con los rescoldos del foxismo y
con la pléyade del obradorismo, con el priismo y hasta con la mafia caciquil petrolera”.
Pacta con Horacio Duarte, del que fue diputado
suplente; con el senador Higinio Martínez y con Delfina Gómez, hoy secretaria
de Educación federal, acusada por el Instituto Nacional Electoral de aplicar
moches al salario del personal siendo alcaldesa de Texcoco y desviarlos hacia
Morena.
Gutiérrez viene de las cloacas de la rancia
política.
Conocidas sus alianzas, vía su socio, el consejero electoral del INE,
José Roberto Ruiz Saldaña, con los tristemente célebres villanos de la Línea 12
del Metro, Ebrard y Delgado, cuya tragedia se mide con la sangre de los 27
muertos.
“Pacta con los Wade, la runfla que regentea desde hace 20 años la Sección
10 del sindicato petrolero, protegidos por Carlos Romero Deschamps, que desde
su jubilación mantiene intocable su reino. O sea, “Gutierritos” se alía con
Jorge y Saúl Wade, con las Reynas León, que aún desde su condición de priistas,
le vienen dando votos a Morena elección tras elección”.
Así es la jugada con los morenos.
“Gutierritos” es un plurinominal de tómbola, de rebote, producto de
encuentros de todo tipo -ya sabe usted la diversidad hoy da para todo- hasta
para brincar de la cama a la gubernatura con el permiso de la autoridad.
Tiempo al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo