“GUTIERRITOS”, DE CANDIDATO A MEQUETREFE
“GUTIERRITOS”, DE CANDIDATO A MEQUETREFE
Por Edgar Hernández*
Sergio
Gutiérrez Luna, tras la balconeada presidencial y el fuego graneado de
Cuitláhuac García, da tumbos.
Dejaron
de funcionar sus payasadas.
La
bolsa de cien millones mensuales que dispone desde octubre pasado, sus asesores
de cien mil pesos, los banquetes gratis a simpatizantes de temporal y ese
discurso viejo lleno de promesas y más promesas, dejaron de funcionar.
A 20
meses del inicio del llamado “Año Electoral” rumbo a la sucesión presidencial y
la renovación de la gubernatura en Veracruz, el diputado federal, quien por
cierto deja la Presidencia del Congreso el próximo septiembre y con él las
candilejas, pasará a formar parte de la anécdota, de las ocurrencias de la
política.
De
ese afán puesto de moda por López Obrador de imponer –como lo hizo en la Ciudad
de México cuando fue Jefe de Gobierno, a su “Juanito”- que era el más tonto del
equipo, el imbécil del barrio, el que acata sin permitirle tomar decisiones.
Gutiérrez
Luna de raíz panista, quien dudosamente asume que nació en Minatitlán, en los
hechos vivió toda su vida en Sonora y su carrera política la fincó en el Estado
de México ¿Cuál es, por tanto, su derecho en una entidad de 8 millones 300 mil
habitantes, en donde seguramente hay gente mejor y que, de verdad, ama a
Veracruz?
El
aspirante se suma a la lista de otra que muere por Veracruz, Rocío Nahle, quien
nació en Zacatecas y su corazón está puesto en el dinero. La dama va en pos de
la gubernatura obligando a Cuitláhuac a modificar la Constitución para poder
aspirar.
Y de
otro más.
Eric
Cisneros, el llamado “Bola #8”, un porro quesque de Otatitlán, que toda su vida
transcurrió en Baja California donde fincó su sospechosa fortuna y poder,
también quiere… por la mala y a la fuerza.
A
Gutiérrez Luna poco mérito le asiste para gobernar Veracruz de cara a un ansia
ciudadana por atajar en el 2024 a una pretendida transformación que solo ha
servido para albergar a ladrones y abusadores del poder.
Ex colaborador del gobernador
panista, Guillermo Padrés Elías del Estado de Sonora, con una mediocre trayectoria
en el sector público en el legislativo y ejecutivo, representante de
Morena ante el INE, en el rebote político fue ungido como diputado plurinominal
y presidente de la cámara de diputados de la LXV legislatura federal.
No bien acomodado en su confortable
silla de poder, se le ocurrió que la curul sería el mejor trampolín para
alcanzar la gubernatura de un estado por el cual nunca hizo nada.
Y sin más, atropellando a los de
casa, despreciando la cultura política, las tradiciones de la esencia
veracruzana en donde la política es todo un rito, minimizando hasta ignorar a
la oposición de la cual él provenía y haciendo uso del recurso público, inició
la conquista.
En el camino se encontró, sin
embargo, que los de casa ya no usaban taparrabos, ni compraban espejitos; que
no les llamaba la atención que se sentara a comer con ellos frente a un comal,
ni que pusiera en bikini a su esmirriada esposa, menos que trajera un costal de
promesas que por más casi un siglo trajo
el PRI como partido en el poder.
Disfrazarse de Año Viejo; hacerse
una limpia; ponerse una máscara de madera; bailar salsa de manera grotesca;
decir chistes; caer en lugares comunes y vacíos en su discurso; brincar charcos
y presentarse a cada evento echándose un bocado, comiendo una gorda, luciendo
el chile que devora, degustando un taco de canasta más que a la simpatía
popular, movió a la burla, al desprecio.
Al paso de los días y semanas solo quedará
el rastro deslavado de los espectaculares de 12 meses en avenidas y carreteras
mostrando al campeón que quiso y no
pudo.
Del que poco, muy poco, hizo en el
Congreso de la Unión al convertirlo, por diversión, en cancha de futbol. Menos
por el cabildeo por la Reforma Eléctrica al igual que sus lances oratorios
desde tan alta tribuna, que mucho dejaron de desear.
Por ahí quedará el olote desgranado
de su última foto luego del balconeo presidencial.
“Voy
a hablar aquí de algo que me contó Sergio (Gutiérrez Luna). Llegó un
legislador… Esto me lo platicaste, pero como yo siempre digo lo que pienso, mi
pecho no es bodega, me dijo que antes de ir a votar lo del litio, llegó un alto
dirigente del PRI y le dijo: ‘Vamos a ir a favor’, y cambió de parecer”,
aseguró el presidente López Obrador.
Enseguida,
los diputados del bloque oficialista le pidieron que revelara el nombre del
“alto dirigente del PRI”, que había anunciado su aval a la reforma a la Ley
Minera.
“El diputado (Rubén)
Moreira”, dijo el mandatario.
La respuesta del diputado Moreira no se hizo esperar. Tras descalificar a
Gutiérrez Luna por decir informaciones falsas “sandeces” recomendó: “Lo mejor
que puede hacer el presidente de la Mesa es recoger su balón e irse a Veracruz?
Y aquí los veracruzanos nos
preguntamos:
¿Y con nosotros por qué?
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo