“GUTIERRITOS”, SEPULTURERO DE MORENA
Línea Caliente
Por
Edgar Hernández*
Con
las alforjas millonarias del Congreso de la Unión a su favor, el aval político
de Marcelo Ebrard y el dejarlo hacer y dejarlo pasar de parte de López Obrador,
el diputado Sergio Gutiérrez Luna, ahonda la división entre las tribus morenas en
Veracruz, en desmesurado afán por ser el candidato a la gubernatura en el 2024.
Sumido
en la hoguera de las vanidades este rascuache político, un veracruzano que
nunca vivió ni hizo nada por los veracruzanos, se siente el elegido.
Ordena
y dispone; invita a priistas, panistas y hasta a los de Morena a su cruzada en
favor de su candidatura, metiendo la mano a una bolsa millonaria -1.8 millones
mensuales provenientes de la Cámara de Diputados- para el patrocinio de su
precampaña.
Otra
cantidad similar la destina a su corte de chayoteros y fotoperiodistas que a
cada lance, sea aparición pública, conferencia magistral -que de magistral no
tiene nada- recorridos y encuentros con empresarios, campesinos, petroleros o
maestros, se desbordan encomiando virtudes que no se le ven por ni ningún lado.
El
aparato de seguridad del diputado Gutiérrez es impresionante: suburbans último
modelo color blanco, acaso como símbolo de pureza, escoltas por racimos para mostrar
que el tipo pesa y regalos y promesas, muchas promesas, en cada sitio que se
presenta, siempre acompañado de edecanes, auxiliares y mozos.
Reparte
dinero, libros, cubrebocas, medicinas; invita a diestra y siniestra a que lo
visiten a la ciudad de México, a la Cámara de Diputados, donde diligentemente
su staff ofrece estancia en hoteles de lujo y alimentos con cargo al
presupuesto legislativo, así como transporte gratis.
Y
aunque lo más seguro es que no se le encuentre ni en las oficinas, ni es el recinto
parlamentario, qué importa, la estancia como invitado especial va por su cuenta.
El reclamo
de las bancadas de que se presente a las sesiones de Congreso, simplemente le
vale madre ya que otro es su interés.
Tiene
claro que va por la candidatura a la gubernatura; más clara aun su urgencia
política ya que el último trimestre del año dejará la Presidencia de la Mesa
Directiva que hoy le permite estar presente en los actos públicos donde asiste
el presidente López Obrador, alternar con su par Olga Sánchez Cordero o ir a
Sanborn´s a echarse una hamburguesa con Carlos Slim, con quien asegura se lleva
de a piquete de ombligo.
Escasos
ocho meses le quedan a este ex priista, ex panista y hoy moreno; luego, cuando
deje la Presidencia del Congreso de la Unión, pasará a formar parte de los 499
diputados que deambulan en San Lázaro limosneando atención.
Será
hasta entonces cuando se dé cuenta que uso a los veracruzanos y que a su vez
fue usado por fuerzas superiores que le hicieron creer que era alguien en
Veracruz.
Será
cuando se corra el maquillaje de que el dedo del señor habrá de inclinarse por
Rocío Nahle, pero que si no fuera así, la propia zacatecana se lo llevará entre
las patas para abrirle las compuertas no al favorito del atarantado Cuitláhuac
García, sino a Ricardo Ahued.
Será
cuando se dé cuenta y entienda este político de temporal que el carácter de los
veracruzanos es darle por su lado a todos los que aspiran y que se mueven con
recursos financieros en abundancia, pero cuando el dedo del señor se decide por
otro lado, la cargada migra en segundos en favor del “bueno”.
De
Sergio Gutiérrez Luna solo quedará ese mal sabor de haber quedado como un
vivales que quiso venir a sorprendernos –como ahora lo hace Eric Cisneros- con
promesas y acciones de escenografía.
Y es
que cuando ellos van, los políticos veracruzanos y sus huestes ya regresaron.
Del
“Gutierritos de Mina”, solo quedará el recuerdo del vivales que venía dos veces
por semanas a enseñarnos a hacer política, a encabezar mítines multitudinarios
con priistas mañosos que están “con el ganador hasta que pierda” y, por
supuesto, a llenarnos el buche de promesas, dinero y harta felicidad.
Como
anécdota quedará ese diputadillo que vino a prometer desde el pasado enero que
“en los próximos días” llegarían ocho mil millones de pesos para ajustar el
presupuesto para el 2022 que nunca llegaron.
Al
igual que su costal de promesas de mil 200 millones para el puerto; 7 mil
millones para carreteras; 8 mil 900 millones para vacunas; 120 mil millones
“para proyectos adicionales”; 10 mil millones para el Canal Interoceánico, y 10
mil millones para Coatzacoalcos.
De
aquel que llegó a estas deprimidas tierras a comprometerse a bajar las tarifas
de la luz y aliarse con el magisterio que encabeza Juan Nicolás Callejas, hijo,
más tramposo y mentiroso que su padre.
Del
mismo que estuvo en días pasados en Carlos A. Carrillo, para notificar falsamente
a los cañeros que en el futuro 50 mil familias tendrán seguridad social en la
próxima zafra.
Todo
en abono a la divida tribu Morena que ya no sabe ni para donde jalar.
Y es
que si se van con Nahle y pierde, malo; si se alían con Huerta Ladrón de
Guevara y Gutierritos, malo; si le apuestan a Ahued y se da cuenta Cuitláhuac,
malísimo y si esperan a que Gómez Cazarín y sus malandros den la sorpresa,
pésimo.
No
son pues, los mejores momentos de la 4T en Veracruz, menos con Gutierritos
creyéndose el elegido.
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo