¿Hay alternativas?
¿Hay alternativas?
Por Pedro Peñaloza
“¿No
es aquí donde das medio paso en falso
y te
despiertas a mil kilómetros de distancia?”
Tzun-Tzu
El pasado cinco de abril
arrancaron formalmente las campañas con diversas y multicolores formaciones
políticas. Otra vez, los desfiles de actores y actrices disparando promesas y
mundos imaginarios a las masas sedientas de bienestar y justicia. Hay de todo:
suspirantes remisos, novatos, iletrados, presuntuosos, ocurrentes, seguidistas,
ridículos y abyectos. Se justificará esto afirmando que, así es el “mosaico
democrático”.
La lucha por el voto y el poder
será cruenta, ya que están en juego diversas posiciones que pueden definir la
continuidad del “proyecto” lopezobradorista o su derrota. El factor atractivo
en estas contiendas intermedias debería ser la presencia de nuevos partidos,
alternativas al voto para la ciudadanía, sin embargo, estos grupos y proyectos
forman parte de añejas nomenclaturas impresentables y vacíos de contenido
programático.
Así que, el panorama electoral no
ofrece opciones distintas a las viejas franquicias ya conocidas. En términos
esquemáticos, existen dos opciones ya definidas en el espectro
político/electoral mexicano; por un lado, tenemos a Morena, un movimiento sin
brújula ideológica y controlado por los humores del inquilino de Palacio
Nacional; acompañado por el PT, de génesis salinista; y, el Verde, un club de
estafadores al servicio del mejor postor. Por otro lado, está una alianza sui
generis de desesperados, conformada por un deslavado PAN, dirigido por
políticos imberbes y soberbios, aliado con el PRI, cuya fuerza se ha debilitado
notablemente por la cadena de acciones torpes y corruptas y, si algo faltara,
cuenta con una dirección mezquina y rapaz donde su presidente se pone y se
asegura una diputación plurinominal; y en la cola de ésta coalición, está el
PRD, que dilapidó todo su capital político por una pequeña élite inepta,
desfondada por su corrimiento a la derecha y por el neoecheverrismo de AMLO.
Los “nuevos” partidos jugarán el
papel de comparsas del gobierno federal y su apuesta es garantizar la apetitosa
mayoría calificada en la Cámara de Diputados a Morena, para seguir cumpliendo
los caprichos del tlatoani hasta el cierre de su sexenio. Nada nuevo bajo el
sol, inexistentes propuestas y opciones para transformar estructuralmente la
desigualdad social y las violencias expansivas que azotan a los oprimidos y
excluidos, en cambio, encontramos simples programas asistencialistas que
pretenden curar con aspirinas los males que aquejan al país.
El dilema: votar por la
continuidad despótica y autoritaria de AMLO, darle un voto “útil” a los añejos
partidos para quitarle la mayoría calificada en la Cámara de Diputados o la
abstención. Se trata de abrir la polémica. Ya volveremos para debatir esta
disyuntiva.