Hoy mejor hablemos de los tacos
La otra versión:
René Sánchez García
Es inconcebible –dice Carrington- que algo tan cotidiano y fundamental de nuestra cultura como el taco, nadie sepa cómo ni dónde surgió, empezando por la palabra misma. No hay aún algo que lo confirme o lo asegure, pero según los académicos de la lengua especializados en los mexicanismos, afirman que la palabra taco es de origen español y significa “comida ligera e improvisada o alimento propio de la gente del pueblo”. Igual, que se trata de una “especie de tortilla de harina que se dobla o enrolla para envolver algún alimento”.
Pero igual en México, quienes estudian la lengua náhuatl (o mexicano de la altiplanicie) dicen que Tlahco significa la mitad de algo, o sea, el alimento que se pone a la mitad de la tortilla. Estos estudiosos han encontrados en varios manuscritos, mismos que fray Bernardino de Sahagún rescató, algunos derivados de esta misma palabra: quauhtlaqualli (tortillas blancas, grandes y rugosas destinadas a las comidas de los reyes; tlaqualiztli (acción de comer, comida); tlaqualizpan (hora de comer, durante la comida); y tlaqualli (plato, manjar, vianda, todo cuanto se come), es probable que aquí se encuentren sus orígenes. “En términos arqueológicos, el taco nació a la par de la tortilla de maíz nixtamalizado y de ésta se han encontrado vestigios en ruinas olmecas, que datan entre 1200 a.C. y 400 a.C.”
Lo cierto es que de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor, el taco es el segundo alimento más consumido a la hora de la comida entre los habitantes de la Ciudad de México -9.2%-, por debajo de la comida corrida, pero ocupa el primer lugar en la cena -59%-, según el libro Hábitos de comida fuera de casa (2013). En una canasta convencional caben cerca de 400 tacos sudados, de ahí su precio tan accesible: de 5 a 7 pesos en promedio. Si bien la primera taquiza fue cuando Hernán Cortés ordenó asar un cerdo en la villa de Coyoacán (para festejar la caída de la Gran Tenochtitlan) el cual comieron sus soldados con tortillas, vegetales y mucho vino; de allí se han derivado los tradicionales tacos acorazados, los de pastor, los de barbacoa, los del al carbón y los llamados de Canasta.
Hoy en día existe una variedad infinita de tacos, dependiendo de la zona geográfica, del tipo de cocina tradicional, de lo que se coseche en dicho lugar; pero sobretodo de la imaginación de quienes los preparan. Ahora los disfrutamos con carne de puerco, res, pollo, pescado, guisado, queso fresco o de bola, nopales, champiñones, etc. Toda esta variedad de tacos siempre acompañados de sabrosas, distintas y ricas salsas picantes, así como adornados con cilantro, cebolla, piña y lo que se pueda. Que importa si se utiliza aceite vegetal, manteca de cerdo o de oliva para evitar un poco el colesterol. Alguna vez el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia expresó: “El taco sudado es el Volkswagen de los tacos: algo práctico, sencillo y económico. Entre que pide uno la orden de los tacos y se limpia la boca satisfecho, no deben haber pasado más de cinco minutos”. ¡¡¡¡Provecho, amigos!!!!
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